Para tener 25 años, su actitud ante la música es muy de la vieja escuela. “Es cierto”, confirma. “Por eso en mis primeros singles ni aparecía en las portadas. Quería cultivar un cierto enigma, aunque sé que eso no se lleva ahora demasiado”. Su intención es clara: “Quiero que sea la música la que hable por mí”.
Dar la cara por su propio proyecto no entraba en los planes de Dornik. “Ni me planteaba una carrera como solista. Alguna vez fantaseé con ello, pero sin más”. Surgió la oportunidad de trabajar como batería de Jessie Ware (“es como una hermana mayor para mí”) y todo cambió. “Le enseñé algunas maquetas y decidió presentarlas a su sello. Me ofrecieron grabar un álbum y empecé a desempolvar canciones que tenía a medio hacer”. En él ha volcado su pasión por el soul y el r’n’b –y, de paso, presume de voz–. “Ahora estoy aprendiendo a tocar la guitarra”, cuenta. “Cuantos más instrumentos domine, mejor. Después de la batería y los sintetizadores, es hora de ampliar el registro”.
Lo suyo es pasión por la autosuficiencia. Y es que el británico Dornik –sus padres decidieron crear su nombre a partir de los suyos, Dorothy y Nick– creció idolatrando a Michael Jackson y a Prince. “Son genios absolutos que me obsesionan, artistas completos inimitables. De Michael Jackson siempre me ha atraído su forma de componer, y de Prince, lo que más, lo funky que es. Encima, los dos con una presencia en el escenario increíble”. ¿Qué tal se le da a Dornik el baile? “Quienes me ven dicen que no lo hago mal”, y se escucha una tímida risa al otro lado del auricular.
«QUIERO CULTIVAR UN CIERTO ENIGMA, QUE LA MÚSICA HABLE POR SÍ MISMA»
A los 18 años comenzó a componer canciones. “Encerrado en mi dormitorio, inspirándome en historias de amor que he vivido… o que me han contado”. Lógico que le haya salido un álbum tan sensual –lee nuestra crítica aquí–, perfecto para adornar momentos de intimidad. “Siempre me ha interesado más explorar la sensualidad en mis canciones que apostar por una sexualidad explícita. Aunque me guste mucho el funk, que se presta más a la segunda, en este álbum me he dejado llevar por un cierto romanticismo”. Ha apostado por una producción inequívocamente retro, que evoca por momentos los sonidos de 1999 de Prince y en otros los de Off The Wall de Michael Jackson. “Si tuviera que citar otro artista que me inspira enormemente sería D’Angelo. Creo que es el único que puede acceder al estatus de los otros dos genios que adoro”.
Es un buen momento para solistas masculinos de r’n’b. El éxito de The Weeknd o Miguel demuestra que el público empatiza con cantantes como ellos, que no reprimen su vulnerabilidad. Dornik, con su aterciopelada voz, tampoco. “Es importante mostrarse como uno es”, afirma. “Y por suerte vivimos un momento en que los hombres nos abrimos más, yo al menos”.
Dornik está más que abierto a colaboraciones en el futuro. No descarta proponerle a Jessie Ware que en un futuro cercano graben algo juntos. Aunque hay una artista con la que se moriría por colaborar: “Janet Jackson. ¿Te imaginas? Me encanta su último single, estoy deseando que publique su nuevo álbum”. Así que su pasión por los Jacksons no se queda en Michael. “Él iba primero, pero nunca me he podido resistir a Control de Janet, un álbum impresionante”.
Cuenta que mucha gente le dice que escuchando su álbum piensan en la serie Corrupción en Miami. Vale, Dornik es un disco de lo más veraniego, pero realmente cuesta imaginar cómo encajarían Drive o Stand In Your Line en su banda sonora. Puestos a elegir, la película en que a Dornik le habría gustado ver incluida una de sus canciones es igual de sorprendente: “Atrapado por su pasado, con Al Pacino. Me encanta esa película”. ¿Pensabas que apostaría por una comedia romántica? Ya sabes, es que los hombres de hoy en día, como Dornik, son imprevisibles, y no lo ocultan.
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