Las personas con Síndrome de Down también sienten, se expresan y viven su sexualidad

Las personas con Síndrome de Down han tenido que lidiar con una serie de ‘fantasmas’ sociales, es decir, mitos y prejuicios sobre sus realidades. Son precisamente las esferas afectiva y sexual las que han quedado relegadas bajo el manto del olvido en el caso de estas personas, ya que son en las que se generan […]

21 marzo, 2018
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Las personas con Síndrome de Down también sienten, se expresan y viven su sexualidad

Las personas con Síndrome de Down han tenido que lidiar con una serie de ‘fantasmas’ sociales, es decir, mitos y prejuicios sobre sus realidades. Son precisamente las esferas afectiva y sexual las que han quedado relegadas bajo el manto del olvido en el caso de estas personas, ya que son en las que se generan más tabúes, fruto del desconocimiento y la incomprensión. Es hora de decir basta: la sexualidad de las personas con Síndrome de Down es humana, no una sexualidad ‘especial’.

Existe una larga tradición de educar la sexualidad de esta población en criterios de sobreprotección (hay que permitir que se enfrenten a situaciones difíciles para que aprendan a plantear y solucionar problemas), de rehabilitación (en realidad no hay nada que ‘reparar’ en ellos), de restricción, prohibición, culpabilización, etc. Está claro que tenemos muchos mitos que derribar:

No son personas que carezcan de control de impulsos. Existe la creencia de que los chicos se masturban en lugares inapropiados y las chicas tienen una sexualidad desinhibida. Pues bien, nada de esto es cierto.
Tienen sexualidad como cada uno de nosotros, a pesar de que mucha gente tienda a infantilizarlos o a suprimir su sexualidad.
No solo forman parejas con otras personas con Síndrome de Down. Aunque exista esa posibilidad, ni mucho menos ocurre en todos los casos.
Pueden tener hijos/as que no padezcan también el síndrome.

Además, en caso de que estas personas, además, pertenezcan a alguna minoría afectiva (por ejemplo, que sean homosexuales), se presenta una doble discriminación. Aunque existe poca literatura referente a la incidencia de la homosesexualidad en esta población (se estima que es igual que para la población sin Síndrome de Down), bajo ningún concepto debemos descartar esta posibilidad. Los pocos casos que han salido a la luz pueden deberse a la falta de visibilidad que tiene este colectivo en particular, visibilización que también debemos impulsar empoderándoles. Si pensamos que alguna de estas personas (un hijo, amigo, compañero de trabajo, etc.) podría ser homosexual, necesitará información y apoyo al igual que cualquier otra persona.

En definitiva, ¡basta ya de prejuicios! Las personas con Síndrome de Down tienen sexualidad, y juntos debemos luchar por que fomenten esta faceta de una forma positiva y con la que se sientan cómodos/as, comenzando por ofrecerles un clima de confianza donde poder acompañarles y dar respuesta a sus demandas específicas.


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