Mariah Carey, a por otro récord

Resulta curioso cómo mucha gente malinterpreta sus ganas de complacer y piensa que lo que hace con sus actos es provocar. Lo que Mariah luchó por conseguir –y consiguió– fue que la dejaran a su aire, para así procurar dar a sus admiradores lo que ella sentía que demandaban, no lo que su compañía de […]

Agustín Gómez Cascales

Agustín Gómez Cascales

He viajado en limusina con Mariah, he tomado el té con Beyoncé, he salido de fiesta con J.Lo y he pinchado con RuPaul. ¿Qué será lo próximo?

27 abril, 2015
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Mariah Carey, a por otro récord

Resulta curioso cómo mucha gente malinterpreta sus ganas de complacer y piensa que lo que hace con sus actos es provocar. Lo que Mariah luchó por conseguir –y consiguió– fue que la dejaran a su aire, para así procurar dar a sus admiradores lo que ella sentía que demandaban, no lo que su compañía de discos dictaba. Ay, hacen falta más estrellas de pura cepa como Mariah, aunque desgraciadamente pertenece a una raza en extinción. Contradictoria, caprichosa, ególatra –lo pudimos verificar la última vez que la entrevistamos en Nueva York–, sí, todo lo que tú quieras, pero es que las estrellas deben ser así.

Para ella no hay nada que no solucione una copita de champán, ni siquiera el drama de un single que se estrella en las listas. Tampoco pierde su eterna sonrisa si la cazan soltando gallos sobre un playback que ni se molesta en cuadrar. Porque se sabe por encima del bien y del mal. Se lo ha ganado. Y ese relax que transmite, en estos tiempos de competición feroz por un éxito –fugaz–, da cierta paz.

 

Mariah Carey, a por otro récord

A largo plazo, su primera emancipación artística –la de Mimi, una resurrección de la que se cumplen diez años– ha terminado haciendo aguas. Una pena, porque está en un momento artístico muy bueno. Pero de nuevo se tropezó con una discográfica que no supo entender lo que quería vender. Así que se ha vuelto a emancipar. Y vuelve dispuestísima a complacer todo lo posible a sus ‘lambs’. Hoy presenta su residencia en el Caesars Palace de Las Vegas –verla actuar a partir del 6 de mayo en The Colosseum será un sueño–, vuelve a Sony Music, su primera casa –de la que salió tarifando, recordemos– y relanza su recopilatorio de números 1, con Infinity como único tema nuevo.

Una apuesta sobre seguro de una artista que en este momento no parece tener intención de arriesgar sino deseos de vender –sobre todo, entradas para sus shows en Las Vegas–. Así que lanza un single que es puro Mariah por los cuatro costados: Infinity es un himno de autoafirmación en donde la diva se deshace de un amante de la mejor manera que sabe, sobre una base de r&b clásico, perfecta para acoger sus acrobacias vocales, los exuberantes arreglos de cuerda y el ‘deje gueto’ en algunas líneas –porque, además de gran dama, se sigue sintiendo ‘Mimi la del barrio’–.

Es el momento justo para reivindicar su legado, exactamente cuando Mark Ronson ha amenazado con arrebatarle su récord mundial por el single que más semanas ha estado en lo más alto de las listas estadounidenses, dieciséis –todavía One Sweet Day, junto a Boyz II Men, porque Uptown Funk ha sido finalmente número 1 durante quince–. Ella parece querer centrar toda la atención de nuevo en su música. Pero, ay, solo se habla de momento de su adicción al Photoshop. ¿Qué tiene de malo que quiera vender una imagen idealizada de sí misma? ¿Realmente a estas alturas le sorprende a alguien verla reducida a la mitad en las portadas de sus discos? Mariah es grande, siempre.

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