Orgasmos al ser penetrados y sin ayuda de la masturbación

Temas: Sexo gay

Acerca de la penetración anal existen varios mitos. Muchos piensan, erróneamente, que todos los gays llevan a cabo esta práctica y que es la base de toda relación sexual entre hombres. Lo que sí es cierto es que esta experiencia anal no solo se da en relaciones homosexuales, pues también en las heterosexuales: durante años fue una manera de evitar embarazos.

Hay que tener en cuenta que este ejercicio sexual precisa cierta delicadeza, en la zona del ano existe una evidente sensibilidad y en ocasiones hay mucho temor al dolor que pueda provocar en la persona pasiva.

Explicado esto, una penetración anal puede provocar un intenso placer para quien es penetrado, hasta el punto de que muchos pasivos consiguen lograr el orgasmo. Se trata de un orgasmo seco, aquel en el que no participa la estimulación del pene.

Esto tiene una explicación: una pequeña glándula irregular y de color rojizo [próstata] es la responsable de que en ocasiones sintamos tanto placer al ser penetrados. Es la encargada de segregar el semen y se encuentra en la parte superior del recto. Se ha llegado a hablar de ella como punto G. A consecuencia de su ubicación en el recto, puede ser rozada por el pene de quien penetra y provocar la estimulación, aunque en muchas ocasiones no es suficiente para alcanzar un orgasmo y el pasivo se ayuda de la masturbación para lograrlo.

Hay que añadir la importancia del activo en esta situación. Su habilidad en la práctica sexual es fundamental para llegar a la próstata en el momento propicio de excitación. Los orgasmos pasivos pueden ser más placenteros que los producidos por una eyaculación y permiten el multiorgasmo, ya que no producen expulsión del semen y posibilitan seguir disfrutando del sexo. A veces la excitación es tan intensa que puede causar la eyaculación del hombre penetrado.