Un refugiado sirio gay es brutalmente asesinado en Turquía

Decapitado y con fuertes signos de violencia fue como se encontró el cuerpo sin vida del joven Mohamed Wisam Sankari, refugiado sirio gay, en un escampado de la ciudad turca de Estambul, tras haber estado dos días en paradero desconocido. Un suceso que vuelve a poner encima de la mesa la situación tan extrema y […]

8 agosto, 2016
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Un refugiado sirio gay es brutalmente asesinado en Turquía

Decapitado y con fuertes signos de violencia fue como se encontró el cuerpo sin vida del joven Mohamed Wisam Sankari, refugiado sirio gay, en un escampado de la ciudad turca de Estambul, tras haber estado dos días en paradero desconocido. Un suceso que vuelve a poner encima de la mesa la situación tan extrema y el desamparo social y judicial que vive el colectivo LGTB en Turquía.

Según cuenta sus más allegados al medio gay KAOS GL, Mohamed desapareció el pasado 23 de julio, pocos minutos después de haber abandonado el barrio en donde residía, Aksaray, conocido lugar donde se concentra una gran multitud de refugiados sirios. “Wisam salió afuera por la noche. Realmente ya estábamos nerviosos por las amenazas que habíamos recibido del entorno. Le dijimos que no saliera, pero nos respondió que sólo estaría fuera 15 ó 20 minutos”, relataba Görken, amigo de Wisam. Desafortunadamente, Mohamed no regresó. “No vino en toda la noche. Fue al día siguiente cuando entramos en pánico al ver que no podíamos contactar con él”. De inmediato se pusieron en contacto con la Asociación de Solidaridad con el refugiado y migrante, la cual les dirigió al cuartel de policía de Faith, una opción que no les suscitaba confianza debido al maltrato que han sufrido en algunas ocasiones miembros de la comunidad siria en el país por parte de la autoridades turcas. Decidieron pues esperar a ver si daba señales de vida, pero a la noche del día siguiente, los peores presagios se hicieron realidad. La policía se puso en contacto con los amigos de Mohamed para comunicarles que habían hallado el cuerpo sin vida del chico. Gorkan, junto con Rayan, compañero de piso de Wisam, acompañó a los agentes hasta el lugar donde habían sido hallado el cadáver. “Estaba salvajemente cortado. Con tanta violencia que habían empleado dos cuchillos. Lo habían decapitado. El resto del cuerpo estaba irreconocible, le brotaban varios órganos internos. Pudimos identificarlo por los pantalones que llevaba”, han contado. 

“Últimamente se sentía inseguro, hablaba poco”, explicaba Rayan. Parece ser que se trataba de una crónica de una muerte anunciada, pues la víctima ya había alertado a sus conocidos que había recibido amenazas de muerte de un grupo de hombres armados que acechaban el barrio. De hecho, cinco meses atrás, Mohamed ya había sufrido un intento de secuestro, en donde un grupo de individuos le capturaron e introdujeron en el capó de un vehículo en el barrio de Faith. Le trasladaron a un arbolado donde le violaron y golpearon repetidas veces. “Podrían haberle matado, pero Wisam se tiró a una carretera y es así como salvó su vida. Fuimos a denunciar lo ocurrido a la policía, pero no hicieron nada”, contaba Rayan. Los amigos de la víctima han denunciado que las distintas organizaciones que operan en el país para la protección y amparo de los refugiados hacen caso omiso a esta tipo de ataques violentos, y los dejan desamparados ante posibles agresiones homófobas.

La historia de Wisam es, lamentablemente, otro caso de violencia homofoba que se añade a una lista vergonzosa y que parece interminable. Una hecho que ha conmocionado a la comunidad gay turca, un colectivo que lleva mucho tiempo sufriendo de forma indiscriminada abusos y crímenes de odio en todo el país.

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