¿Te pasarías ’10.000 noches en ninguna parte’?

Shangay provoca el reencuentro de director y actriz en España tras meses sin verse. Susi Sánchez regresa de una larga gira por Latinoamérica con la función Tirano Banderas, y Ramón le sorprende trayéndole su premio a Mejor actriz protagonista de la Unión de Actores, que le concedieron el 10 de marzo. Tampoco pudo estar en […]

Agustín Gómez Cascales

Agustín Gómez Cascales

He viajado en limusina con Mariah, he tomado el té con Beyoncé, he salido de fiesta con J.Lo y he pinchado con RuPaul. ¿Qué será lo próximo?

20 mayo, 2014
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¿Te pasarías ’10.000 noches en ninguna parte’?Shangay provoca el reencuentro de director y actriz en España tras meses sin verse. Susi Sánchez regresa de una larga gira por Latinoamérica con la función Tirano Banderas, y Ramón le sorprende trayéndole su premio a Mejor actriz protagonista de la Unión de Actores, que le concedieron el 10 de marzo. Tampoco pudo estar en los Goya; estaba nominada, esta vez como actriz de reparto –cuestión de estrategia, le explica Salazar–, por esta misma película. 10.000 noches en ninguna parte es un proyecto al que Ramón Salazar, director de Piedras –en la que ya trabajó con Sánchez– y 20 centímetros –estrenada hace ya ocho años–, ha entregado todas sus energías –y dinero– en los últimos años.

Cuenta una historia coral, fragmentada, poética y arriesgada. Acompañan a Sánchez en el reparto el guapo Andrés Gertrúdix, Najwa Nimri, Lola Dueñas, Rut Santamaría, Manuel Castillo y Paula Medina. Susi Sánchez está simplemente inmensa como la madre alcohólica y autodestructiva de dos hermanos (Gertrúdix y Santamaría), ejemplo de familia disfuncional donde los haya. Andrés, ‘el hijo’ –así figura en los créditos su personaje–, intentando huir de su gris presente, viaja a París y a Berlín, que es donde encuentra su lugar, junto a tres personas que le acogen en sus vidas. ¿Viaja en realidad o sueña? ¿Se crea una amistad o una relación a cuatro bandas?

Son cuestiones que plantea una película que no se lo pone fácil al espectador. “Me encanta que sea así, hoy día los espectadores se han vuelto demasiado cómodos”, afirma Sánchez, a quien por fin le han ofrecido un gran papel a la altura de su talento. “Cuando empecé, como era demasiado alta para la época, solo me daban papeles de fenómenos atmosféricos”, explica. “De protagonista, imposible, y un secundario lucido, tampoco, porque siempre destacaba por mi altura y podía eclipsar al resto de actores”. Ahora, por fin puede presumir de un papel a su altura, en todos los sentidos. “Esta madre también es un poco tormenta”, bromea un orgulloso Salazar.

SHANGAY: Esta es una película poco convencional en todos los sentidos. Se fue rodando según había dinero para ello, cuenta con una estructura no lineal, llega avalada por premios cuando pocos la han podido ver…
SUSI SÁNCHEZ: Ha sido una experiencia nueva para mí como actriz. A pesar de tener un presupuesto muy limitado, el despliegue por parte de todo el equipo y la claridad en el trabajo son algo que no había vivido en proyectos más potentes económicamente.
RAMÓN SALAZAR: El rodaje se prolongó durante más de dos años, entre París, Berlín y Madrid. Estuve montándola año y medio, y el estreno se ha ido preparando muy poco a poco. No he tenido prisa por nada, ni presión por parte de nadie. La película ha seguido su curso, mientras mis ganas por estrenarla iban creciendo.

¿Te pasarías ’10.000 noches en ninguna parte’?S.E: ¿Por qué estás tan orgullosa de esta película, Susi?
Susi:
Porque tiene estilo propio, y visto el cine español es estos momentos es algo que hay que valorar. Cuando Ramón me ofreció el personaje de la madre me pareció que sería muy complicado, pero me dio confianza ver que iba a sostenerme en todo momento, y no sentí ningún miedo. Es el personaje más duro que he hecho nunca…
Ramón: Esa madre es como un animal herido que se está desangrando, que se mueve en una espiral de autodestrucción que arrasa todo a su paso, a la vez que está muy necesitada de cariño. Al escribir el personaje me daba miedo no encontrar quien lo hiciera. Y pensé que íbamos a sufrir mucho en el rodaje, pero fue todo lo contrario.
Susi: Pensaba que el personaje iba a caer mal, porque le hace la vida imposible a sus hijos, pero no, porque se ve que ella sufre y tiene una carencia de amor muy grande, que no sacia ni con la bebida ni con el daño que hace, a los demás y a sí misma. Me he sentido muy libre creando el personaje y es algo que tengo que agradecerle a Ramón, porque la mayoría de los directores no te dan esa posibilidad, lo tienen todo muy claro. Ramón se dejaba impregnar de nuestras propuestas en todo momento, y así se creó algo muy poco convencional.

S.E: Ramón apuesta además por reflejar un modelo de relación sentimental poco habitual…
Ramón: Tiene que ver con el modo en que trabajamos en Berlín, donde nos basamos más en las biografías de los personajes que en un guion cerrado. Los actores vivieron juntos, iban todo el día vestidos como los personajes y nunca sabían cuándo les estaba rodando. El hijo [Gertrúdix] escapa de una familia disfuncional, la que se le ha dado, y encuentra otra, muy libre, en Berlín, junto con los personajes de Najwa, Manu [Castillo] y Paula [Medina].

S.E: Susi ha sido varias veces ‘chica Aranda’ y ‘chica Almodóvar’, y repite como ‘chica Salazar’.
Susi: En todo caso ‘señora’ ya… [risas]. He disfrutado con los tres: Almodóvar es un genio, y Aranda tiene una visión más clásica pero muy interesante también. Aunque con Ramón es con el que siento una vinculación más profunda, de mucha familiaridad, por eso tengo ganas de que haya más veces.

S.E: En los Goya se manejó como dato que eras la única actriz abiertamente gay nominada. ¿Qué te pareció que se mencionara?
Susi: Es un detalle más. Entiendo que sea importante señalarlo, porque supone seguir abriendo caminos para el mundo gay, pero no creo que defina mi forma de trabajar como actriz. Forma parte de mi vida, como que soy rubia y alta, pero no me siento ningún estandarte, aunque hago cosas a favor del colectivo cuando puedo.
Ramón: Es demasiada responsabilidad representar a un colectivo, estoy de acuerdo. Yo en Piedras ya incluí una trama gay, y en 20 centímetros, obviamente, el personaje protagonista que interpretaba Mónica [Cervera] era transexual. Esta vez me interesaba plantear un nuevo modelo de familia, en el que la sexualidad casi ni se toca. Me apetecía mostrar la relación entre esos cuatro personajes con pinceladas, que se descubra poco a poco qué hay entre ellos. No hay que ser demasiado obvio, dejar que el público se sorprenda. Porque si lo explicas todo desde el principio es más probable que se juzgue a los personajes.

S.E: En general, no se da nada por sabido en la película.
Ramón: Nada. Y si no te dejas llevar por lo que propone, igual te cabrea. Como cada película la planteo de una forma distinta, nunca mantengo al público de la anterior para la siguiente, no soy listo para eso… [risas].

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