David Carrillo, en la cresta de ‘La ola'

Durante los ensayos de La ola, uno de los ejercicios de improvisación que propuso el director Marc Montserrat Drukker estaba relacionado con el bullying, una de las cuestiones que plantea La ola. A David Carrillo le pudo la emoción, porque él lo sufrió en el instituto, cuando participaba en el televisivo Club Disney, en el […]

Agustín Gómez Cascales

Agustín Gómez Cascales

He viajado en limusina con Mariah, he tomado el té con Beyoncé, he salido de fiesta con J.Lo y he pinchado con RuPaul. ¿Qué será lo próximo?

25 febrero, 2015
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David Carrillo, en la cresta de ‘La ola'

Durante los ensayos de La ola, uno de los ejercicios de improvisación que propuso el director Marc Montserrat Drukker estaba relacionado con el bullying, una de las cuestiones que plantea La ola. A David Carrillo le pudo la emoción, porque él lo sufrió en el instituto, cuando participaba en el televisivo Club Disney, en el que este actor absolutamente vocacional estuvo de los diez años a los quince. “Lo pasé realmente mal por culpa de la popularidad”, recuerda. “A veces me estaban esperando en la puerta para pegarme, y tenía que llamar a mi hermano para que viniera a por mí”. No es lo que uno imaginaría que experimenta un ‘joven prodigio’. “No estás preparado para asimilar ese tipo de experiencias”, asegura. “Te crees un adulto, porque trabajas y te mueves con ellos, pero no lo eres”.

Ahora, con 30 años –aunque aparenta menos– interpreta en el madrileño teatro Valle-Inclán a un joven de 16. “Tuve que ponerme a hacer cardio a lo bestia para perder peso. He perdido siete kilos. ¡Pero no de músculo!”, puntualiza. En la función interpreta a Doug, un adolescente reaccionario y voluble que, junto a otros siete compañeros, se convierte en víctima de un experimento ideado por su profesor Ron Jones, dispuesto a enseñar a sus alumnos lo fácil que resulta caer víctima de los sistemas totalitaristas.

David Carrillo, en la cresta de ‘La ola'

Una historia real que el auténtico Jones documentó en 1967 y que inspiró a Ignacio García May el texto de esta función, convertida en todo un éxito. “Está siendo una experiencia intensa. Primero fueron dos meses de ensayos, y todo está absolutamente medido y coreografiado. En la función se va del caos al orden, según los alumnos van entrando en este experimento en que van aprendiendo disciplina y orden, y eso se tenía que ver”.


«LO PASÉ REALMENTE MAL POR LA POPULARIDAD TELEVISIVA»


El profesor Jones propone en su clase de historia fundar ‘La tercera ola’, un exclusivo club cuyos tintes totalitaristas, inspirados en los principios del nazismo, descoloca por completo a estos influenciables adolescentes, que caen en la trampa que les tiene su maestro. Al que primero convence es al chico a quien da vida Carrillo –que en la función aparece repeinadísimo y con gafas de pasta, casi irreconocible–.

No puede estar más lejos David de este “facha”, como lo define. “No tiene nada que ver conmigo. Pero está perdido y busca su propio yo, y eso sí lo entiendo. También comparto con él las ganas de aceptación, de formar parte del grupo. Es lo que yo busco continuamente, ser aceptado y querido. Siempre procuro impregnar a mis personajes de algo mío”. En este caso, ha querido aportarle parte de su vulnerabilidad, porque David se confiesa extremadamente inseguro. “Desde luego, si yo fuera facha sería como este chaval. He escuchado a muchos profesores de interpretación decir que todos tenemos un poco de racistas, de homófobos, de hijos de puta… Al actor le toca ahondar y buscar, según sus necesidades”.

David Carrillo, en la cresta de ‘La ola'

No se habla de homofobia en La ola, pero en ese microcosmos intolerante que se crea en el aula en donde se desarrolla la acción sí se apunta el tema del racismo, centrado en el personaje que interpreta Jimmy Castro –que, curiosamente, comparte pasado en el Club Disney con David, aunque no llegaron a coincidir–.

En cualquier caso, seguro que Doug se habría escandalizado si llega a conocer al anterior personaje al que ha dado vida sobre las tablas –aunque no de manera continuada– los últimos nueve años David, el Guillermo del musical Hoy no me puedo levantar, un plumífero homosexual ochentero que le ha dado muchas alegrías. “Mucha gente pensaba que hacía de mí mismo, y para nada. La loca del musical no tiene que ver con mi loca. El cliché del marica con pluma lo puede hacer cualquiera, pero yo quería llenarlo de verdad para que resultase creíble. He visto a muchos actores en teatro interpretar personajes gays que no empatizaban con el público porque la pluma que utilizaban era demasiado tópica”.

David Carrillo, en la cresta de ‘La ola'

Su personaje en el musical, indiscutiblemente, llegaba al público, que le recompensó con el premio Broadway World al mejor actor de reparto en la última edición de estos galardones teatrales. “Me dijeron que recibí 77.000 votos… ¡Madre mía, si no tengo ni una cuarta parte de seguidores en Twitter! Pero, claro, es un musical que han visto más de dos millones y medio de espectadores”.


«HE VISTO A MUCHOS ACTORES EN TEATRO INTERPRETAR PERSONAJES GAYS QUE NO EMPATIZABAN CON EL PÚBLICO PORQUE SU PLUMA ERA DEMASIADO TÓPICA»


Volviendo a La ola, tiene puestas muchas esperanzas en lo que puede suponer esta experiencia para su futuro profesional. “Espero que me traiga muchas alegrías, ahora que la gente puede verme en un registro muy distinto al del musical”. Que, por cierto, le ha quitado de momento las ganas de escuchar a Mecano, aunque es un grupo al que adora –“No puedo estar más agradecido a Nacho Cano por la oportunidad que me dio al elegirme para formar parte de esta aventura cuando empezó”–, pero que tiene algo aborrecido. “Ahora mismo solo puedo escuchar En tu fiesta me colé. Dato que le hace formar parte de un grupo muy grande a este veterano –a pesar de su edad– actor, cuya primera gran oportunidad también estuvo relacionada con la música: “Participé en el vídeo de Pimpinela de El amor no se puede olvidar. Me pagaron 16.000 pesetas”. De eso tampoco se ha olvidado.


LA OBRA LA OLA SE REPRESENTA HASTA EL 22 DE MARZO EN EL TEATRO VALLE-INCLÁN (PZA. LAVAPIÉS, S/N · MADRID) DEL CENTRO DRAMÁTICO NACIONAL.

 

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