Luisgé Martín: "El sexo no necesita de correspondencia entusiasta para ser bueno; el amor, sí"

Amistad, amor, sexo y deseo son los principales ingrediente de la comedia teatral 'Amor puro' de Luisgé Martín, editada por Dos Bigotes, y de todo ello nos habla su autor en esta entrevista.

Luisgé Martín: "El sexo no necesita de correspondencia entusiasta para ser bueno; el amor, sí"
Agustín Gómez Cascales

Agustín Gómez Cascales

He viajado en limusina con Mariah, he tomado el té con Beyoncé, he salido de fiesta con J.Lo y he pinchado con RuPaul. ¿Qué será lo próximo?

14 mayo, 2021
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Tras ganar el año pasado el Premio Herralde de novela con Cien noches, Luisgé Martín ha sorprendido con la publicación de Amor puro, una obra teatral que escribió hace tres años, y que decidió corregir durante la pandemia para que fuese publicada. Una deliciosa –y morbosa– comedia que protagonizan dos amigos que pretenden recuperar una amistad deteriorada… y una felación que puede arreglar las cosas entre ellos o todo lo contrario.

SHANGAY ⇒ ¿Te fue fácil convertir una fantasía (homo)erótica propia en una función teatral?
LUISGÉ MARTÍN ⇒ Absolutamente fácil. Soy un escritor de los que sufren escribiendo, pero ha habido un par de libros –y este es uno de ellos– en los que he disfrutado mucho. Y disfrutar, en este caso, quiere decir meterse en el texto con alegría, inventar con cierta facilidad y pasárselo bien con los personajes, haciéndoles putadas con una crueldad deliciosa.

«Cada vez soy más bruto literariamente»

SHANGAY ⇒ ¿Te excitaba, más allá de lo creativo, el convertir una posible felación en el nudo de la historia?
LUISGÉ MARTÍN ⇒ Cada vez soy más bruto literariamente, y mentiría si digo que lo lamento. La situación que viven Germán y Daniel, mis dos personajes, me parece muy morbosa, y creo que en un teatro, con los actores adecuados, puede resultar excitante para el espectador. También resulta incómoda, porque una mamada forma parte de lo íntimo, de lo muy íntimo, y presenciarla o intuirla nos hace sentir voyeurs o culpables.

Luisgé Martín: "El sexo no necesita de correspondencia entusiasta para ser bueno; el amor, sí"

SHANGAY ⇒ Si confiesas que con tus novelas sufres mucho escribiéndolas, ¿cómo es que con las obras de teatro es al revés?
LUISGÉ MARTÍN ⇒ Pues probablemente tenga que ver con el lenguaje y con la coloquialidad. En mis novelas no hay demasiados diálogos, e incluso cuando los hay tengo una cierta aversión al lenguaje despreocupado y espontáneo. En el teatro, en cambio, esa espontaneidad es necesariab y la despreocupación viene añadida. Tambien tiene algo que ver el ejercicio de la invención. En mis novelas suele haber una determinada espesura en la trama, y eso me pesa a la hora de escribir. En Amor puro hay solo una situación, alrededor de la que gira todo.

«Una mamada forma parte de lo íntimo, y presenciarla o intuirla nos hace sentir voyeurs o culpables»

SHANGAY ⇒ ¿Hasta qué punto crees que amor y erotismo pueden funcionar de la mano, a juzgar por lo que viven los dos personajes de Amor puro?
LUISGÉ MARTÍN ⇒ Que amor y erotismo pueden funcionar de la mano creo que es una evidencia. Lo que resulta muchísimo más difícil es que puedan funcionar de la mano la amistad y el erotismo. Y lo que todavía se comprende mal, aunque todos sabemos que es así, es que el amor y el erotismo pueden funcionar también de maravilla separados. En el caso de los dos personajes de Amor puro, lo que ocurre es que hay una coctelera terrible: la amistad, el amor y el deseo. Y esos cócteles se suben enseguida a la cabeza.

SHANGAY ⇒ ¿Acaso un amor puro podría verse ensuciado o empañado por una simple mamada?
LUISGÉ MARTÍN ⇒ Pues en la teoría no debería ser así, y es una de las cosas sobre las que reflexiono en el epílogo de la obra. Pero el hecho es que sí lo es. Cuando hay un amor puro, ninguna mamada es una simple mamada. Me acuerdo de que en mis tiempos de correrías, cuando conocías a alguien con quien había tensión sexual y esta no se resolvía pronto, quedaba todo enquistado. Te convertías en amigo suyo, en hermana, y el deseo desaparecía. Ese tipo de cronologías extrañas de la sexualidad me fascinan. Y creo que tendemos, además, a sobrevalorarnos moralmente, y a creer que podríamos hacer muchas cosas que en realidad no somos capaces de hacer.

Luisgé Martín: "El sexo no necesita de correspondencia entusiasta para ser bueno; el amor, sí"

SHANGAY ⇒ ¿Realmente te quedas satisfecho con que el texto esté publicado si no llega a representarse?
LUISGÉ MARTÍN ⇒ Evidentemente, me encantaría que se representara, y en ello estamos trabajando. Pero el teatro es un mundo difícil que exige una producción; aunque esta es una obra barata, con un escenario simple y dos actores. Sin embargo, pase lo que pase estoy satisfecho, porque publicar el texto en una editorial como Dos Bigotes me parece un destino extraordinario.

«El amor y el erotismo pueden funcionar de maravilla separados»

SHANGAY ⇒ El momento cumbre de la función lo dejas libre a la imaginación del lector. ¿Tú tienes claro lo que pasa entre Germán y Daniel?
LUISGÉ MARTÍN ⇒ Yo sí lo tengo claro, perfectamente claro. Y creo que voy a coincidir con la mayoría de lectores y de posibles espectadores. Ese momento cumbre, aunque ocurre completamente a oscuras, va a permitir a cada uno fantasear con sus propias emociones. Sobre todo en una hipotética representación en escena, porque creo que serán unos minutos intensos y muy incómodos para el espectador.

SHANGAY ⇒ ¿Tuvo una resolución de algún tipo la experiencia personal que te inspiró la obra?
LUISGÉ MARTÍN ⇒ Mi experiencia personal es solo el detonante de la idea, porque yo me comporté con la ñoñería con la que casi siempre me he comportado. Cuando era muy joven, tenía un amigo heterosexual que me gustaba mucho y con el que fantaseaba eróticamente. Y me preguntaba qué mal podría haber en que me dejara hacerle una felación… Pero jamás me atreví a decirle nada. Me habría muerto.

Luisgé Martín: "El sexo no necesita de correspondencia entusiasta para ser bueno; el amor, sí"

SHANGAY ⇒ Disfrutas mucho escudriñando las leyes del deseo y de los afectos en tu obra en general, e incluso reflexionas sobre ello en el epílogo. ¿Llegarás algún día a tener conclusiones inamovibles sobre lo que las provoca y los efectos que tienen?
LUISGÉ MARTÍN ⇒ A mi edad ya estoy seguro de que casi nunca hay conclusiones inamovibles de nada, y mucho menos acerca de la sexualidad y del deseo. Estoy preparando ahora un pequeño ensayo sobre parafilias, y es fascinante todo lo que cabe en el cerebro erótico. De todas formas, creo que sí que hay algunas conclusiones inamovibles. La primera, que la sexualidad (o la no sexualidad) es la columna principal de nuestro carácter. La segunda, que el sexo no necesita de correspondencia entusiasta para ser bueno; el amor, en cambio, sí. Y la tercera, que en contra de lo que se dice, el sexo anónimo y salvaje puede ser tan gratificante (o más) que el sexo enamorado.

«La sexualidad (o la no sexualidad) es la columna principal de nuestro carácter»

SHANGAY ⇒ ¿Sería muy distinta la función si los dos personajes fuesen heterosexuales?
LUISGÉ MARTÍN ⇒ Me interesaba mucho que la historia arrancara con un malentendido debido a los celos, y por eso había que hacer un triángulo en el que dos de las partes fueran hombres. Y para el juego dramático era también imprescindible que los dos personajes fueran incompatibles eróticamente, uno homosexual y el otro heterosexual. Pero de lo que está hablando Amor puro es de un asunto que sirve igual para hombres y para mujeres, y para homosexuales y heterosexuales. De hecho, acaba con un planteamiento idéntico heterosexual, dándole la vuelta a todo.

SHANGAY ⇒ Recientemente escribiste en Shangay sobre un posible nuevo boom del teatro gay. ¿No es el momento perfecto para que Amor puro llegue a las tablas?
LUISGÉ MARTÍN ⇒ Pues estoy convencido de que sí. Todo el teatro gay que estoy viendo en Madrid tiene aforos completos y presenta ángulos y miradas muy distintos. Es una pequeña edad de oro, que creo que va a durar un tiempo. Ojalá que Amor puro forme parte de ella.

FOTOS: GONZA GALLEGO

AMOR PURO ESTÁ EDITADO POR DOS BIGOTES

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