23 de noviembre. Las 4 de la madrugada. Barrio de Chueca, Madrid. Nuevo ataque homófobo en la capital. Un indeseable insultaba a un joven al grito de «rompeculos» y le propinaba tal paliza que como resultado, acabaría con una fractura de brazo. Poco después, la víctima sería intervenida en el hospital, denunciaría la agresión ante la policía y pediría asesoramiento de todo tipo a Arcópoli. Lamentablemente, todavía no ha recibido el alta, por lo que a las secuelas morales hay que añadir un perjuicio físico que, como mínimo, le impide gozar de autonomía.
Mientras, Amanda Rodríguez, coordinadora de Arcópoli, se lamentaba por el nuevo ataque homófobo y volvía a reclamar medidas legales que ampare esta lacra: «Nuestra asociación se encuentra desbordada ante el aumento de agresiones homófobas detectado y la mejor forma de combatirlo es mediante una ley contra la LGTBfobia que pueda dotarnos de herramientas». Una vez más (ya no sabemos cuántas van), volvemos a condenar este acto y le damos difusión para que entre todos acabemos con la homofobia. Basta ya.
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