Smiley contra el tópico gay

FOTOS: DOMINIK VALVO   Alex (Ramon Pujol) es camarero en un bar de copas, un trabajo que combina diariamente con su rutina de entrenamiento –en dos gimnasios distintos– y su pasión por el clubbing todos los fines de semana sin excepción. Bruno (Aitor Merino) es su antítesis: arquitecto de físico menos afortunado y aficionado a […]

5 noviembre, 2014
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Smiley contra el tópico gay
FOTOS: DOMINIK VALVO

 

Alex (Ramon Pujol) es camarero en un bar de copas, un trabajo que combina diariamente con su rutina de entrenamiento –en dos gimnasios distintos– y su pasión por el clubbing todos los fines de semana sin excepción. Bruno (Aitor Merino) es su antítesis: arquitecto de físico menos afortunado y aficionado a la lectura, el cine de autor y las cenas con sus no menos cultos amigos. Las diferencias entre Alex y Bruno parecen insalvables, y tendría que suceder un milagro para que estos dos chicos se interesaran mutuamente. Pero el milagro ocurre y, aunque sea sobre las tablas de un teatro, también podría suceder una tarde cualquiera en un local de Madrid como el Verbena o Marta, Cariño, o una noche de fin de semana en una WE Party.

Escrita y dirigida por Guillem Clua, Smiley, una historia de amor, nació por confrontación a todas las ficciones de temática gay en las que la sexualidad de sus pro- tagonistas adquiría un peso demasiado relevante en la trama simplemente por el hecho de manifestar una orientación sexual distinta a la mayoría. “Es lógico que en un ambiente urbano estos arquetipos del mundo gay existan en todas las ciudades. No deja de ser un cliché, pero también es una realidad”, cuenta el autor. “Por un lado, quería contar una historia de amor independientemente de la sexualidad de los personajes y, por otro, hacer un uso consciente, constante y justificado de todos los referentes gays, del primero al último, para construir un universo identificable para el colectivo y que a la vez se mostrara sin tapujos al público heterosexual”. O dicho de otro modo, para la historia de encuentros y desencuentros entre Alex y Bruno, lo menos relevante es que estos sean dos jóvenes gays residentes en Madrid, pero da la casualidad de que lo son, y ese es un hecho que la obra no quiere ni puede obviar. “Al fin y al cabo, hemos llegado a un punto de normalidad en que eso no es lo importante”.

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Nicolás Belmonte, antes actor y ahora productor –pasó de ser el Eloy de la serie Compañeros al socio de muchos montajes de Pedro Larrañaga–, fue quien apostó por traer el montaje a Madrid después del éxito de Smiley en Barcelona. “Un amigo me pasó el texto y he de decir que, sobre el papel, no me gustó especialmente. Pero la fui a ver a Barcelona y allí me encantó. La dirección y el montaje funcionaban de maravilla. Desde entonces, Guillem y yo tratamos de traerla a Madrid, pero por problemas de agenda no fue posible hasta esta temporada. Además, esta es la primera producción que tengo en solitario y me apetecía que fuera un proyecto muy mimado y especial. Y lo es, desde Guillem a los actores, todo es una maravilla y estamos entusiasmados”, explica.

No es para menos, pues en Madrid se repite la historia de Barcelona. Desde su estreno en 2012 en la pequeña sala FlyHard, Smiley se convirtió en un pequeño fenómeno que tuvo que cambiar de teatro por superar las expectativas de público. Lo mismo ha ocurrido con su adaptación al castellano, que pasa de la sala pequeña del Teatro Lara al circuito comercial y a un teatro como el Maravillas, con los consecuentes cambios de escena que exige un escenario mucho más grande y espectacular. “Desde el estreno en el Off Lara hemos agotado las entradas de todas las sesiones y siempre con varios días de antelación, así que ahora decidimos apostar por un montaje aún más grande en un teatro más cómodo y que es referente de éxitos”, apunta Nicolás. Así que adiós a los taburetes y a las zonas de visibilidad reducida, hola Teatro Maravillas, donde Smiley coincidirá con el reestreno de la taquillera El crédito, de Jordi Galcerán. A partir del viernes 7 de noviembre, Smiley se representará todos los viernes y sábados a las 22’45, con dos funciones extras las tardes del 10 y 17 de noviembre.

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¿OBRA GAY?

Smiley es una comedia de 90 minutos milimétricamente pensada, con los toques justos de risa, ironía, emoción –y pluma– y una agilidad que lleva a sus actores, Ramon Pujol y Aitor Merino, a sacar lo mejor de sí mismos a un ritmo endiablado. “A mí me remite a las películas de Billy Wilder. Sí, es muy gracioso todo, pero debajo hay un mensaje. Emocionalmente, yo me identifico mucho”, confiesa Nicolás. De hecho, Smiley no oculta su inspiración en el modelo de la comedia clásica americana del Hollywood dorado. Lo explica su autor: “Hay refe- rencias explícitas a la screwball comedy en la obra. La comedia romántica, un género tan denostado en el mundo del cine pero que todos vemos aunque no queramos reconocerlo, era algo que quería escribir desde hace tiempo. Quería contar una historia de amor con los mecanismos clásicos del género, que no han cambiado apenas desde los años 40: el enredo, la confusión, el amor no declarado… Quería convertir todo eso en una comedia contemporánea pero, sobre todo, con dos chicos como protagonistas, como reivindicación de que una historia gay puede explicarse desde cualquier género sin que pase nada”.

Su productor celebra que el público haya entendido que Smiley no es una función-gueto. “No es la típica de temática gay por y para el colectivo. Esto es una historia de amor para todos los públicos”. Porque sí, hay guiños para la audiencia gay de Madrid como el Orgullo Gay, la piscina de Lago o las fiestas de la WE, pero también hay aclaraciones sobre los tópicos gays especialmente dirigidas a los heterosexuales más despistados. “Lo que más ilusión me haría es que Smiley fuera un ejemplo de normalización: una historia de amor en la que, circunstancialmente, sus personajes son dos hombres”. Algo que se nota entre el público todos los días. “Es verdad que hay mucha pareja heterosexual con ella muerta de risa y él algo más incómodo, pero también familias con niños que salen entusiasmadas. De hecho, una de las críticas más maravillosas que nos han hecho está firmada por un padre de familia que fue con sus dos hijos y salió emocionado”.


Teatro Maravillas · C/Manuela Malasaña, 6 · Madrid · Viernes y sábados a las 22’45h · Funciones especiales: lunes 10 (19h) y 17 de noviembre (21h)


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