A la atención del homófobo boxeador Manny Pacquiao

Querido Manny Pacquiao: El destino es tan caprichoso que durante años se te ha apodado “el orgullo de Filipinas”. Es curioso, porque más bien destilas una vergüenza tan ajena como sonrojante. Conste que el que estas líneas escribe trasnochó aquel 2 de mayo de 2015 para verte posturear en el “combate del siglo” frente al […]

16 febrero, 2016
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A la atención del homófobo boxeador Manny Pacquiao

Querido Manny Pacquiao:

El destino es tan caprichoso que durante años se te ha apodado “el orgullo de Filipinas”. Es curioso, porque más bien destilas una vergüenza tan ajena como sonrojante. Conste que el que estas líneas escribe trasnochó aquel 2 de mayo de 2015 para verte posturear en el “combate del siglo” frente al arrogante Floyd Mayweather. Lamentablemente, se puede tener incluso menos autoridad moral que él. Y era difícil.

No está de más recordar que eres congresista desde 2010, y que pretendes calentar la silla de senador este 2016 una vez se celebren elecciones en tu país. Las líneas rojas (llevo unos días queriendo escribir este término) de tu discurso: compromiso con la integridad, ser “el puño de los pobres” e impulsar la educación defendiendo también a tus compatriotas en el extranjero. Lástima que las arcoíris se las haya dejado en el vestuario.

Porque bastan unas declaraciones durante un debate de la TV5 nacional para quedar al borde del K.O. Este “los homosexuales son peores que los animales, es de sentido común” pone contra las cuerdas a un personaje que pensábamos no podía quedar más en evidencia. Y como ocurre con esta calaña, tener gancho no te exime de que puedan propinarte uno en la mandíbula si te has portado mal en el pasado.

Terminemos de citar antes de que se nos revuelva el estómago: “¿Ves a animales del mismo sexo apareándose? Los animales son mejores porque pueden distinguir los machos de las hembras. Si los hombres se acuestan con hombres, y las mujeres con mujeres, son peores que los animales”. Manny, has perdido lucidez y me da que no ves los documentales de naturaleza concentrado. Pocos minutos después de la perla, las redes sociales enfurecían bajo la etiqueta #PrayForMannyPacquiao, al que no le servirá con un acto de fe.

A la atención del homófobo boxeador Manny Pacquiao

Precisamente, a ella se agarraba hace unos días para aumentar su leyenda. Pero la del ridículo. “Prefiero obedecer el mandato del Señor antes que los deseos de la carne. No estoy condenando a nadie, sino contando la verdad de lo que dice la Biblia. La verdad de la Biblia es lo que me hizo abandonar mis viejos hábitos. ¿O es que no sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis: ni los fornicadores, ni los idólatras, ni los adúlteros ni los hombres que yacen con otros hombres. Dios os bendiga”, publicaba en su cuenta de Instagram.

Ahora solo falta saber cuál será su herencia, toda vez que a finales de 2009 fue infiel a su mujer con su compatriota y modelo Krista Ranillo en Los Ángeles, tras intervenir en el show de Jimmy Kimmel. Su cónyuge le calificaba de mujeriego y al boxeador le iba a salvar el toque de campana. Pero su credibilidad ya estaba demasiado castigada. Más aún como para dar lecciones.

 

I’m sorry for hurting people by comparing homosexuals to animals. Please forgive me for those I’ve hurt. I still stand…

Posted by Manny Pacquiao on Tuesday, February 16, 2016

 

Este último “perdonadme por haberos hecho daño. Sigo firme en mi creencia de que estoy contra el matrimonio entre personas del mismo sexo por lo que dice la Biblia, pero no estoy condenando a los LGBT”, que se ha apresurado a publicar en su perfil de Facebook, no le vale ni para ganar un mísero asalto. Y el “deberíamos dejar a la gente vivir sus vidas de la manera que ellos quieran vivirlas, a cada quien lo suyo” pronunciado en TMZ por su archienemigo Mayweather no es más que el último golpe antes de que el árbitro tenga que parar el combate. Estaba siendo una carnicería.

Algunos te admirábamos, Manny. Por tu intención de trascender más allá del deporte y querer hacer de tu país un lugar mejor. Allí donde, por cierto, el matrimonio igualitario sigue siendo una utopía pese a la gayfriendly Manila. Un nulo siempre será mejor que un imperdonable borrón. Tiramos la toalla contigo.

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