Cuba, la atroz realidad de ser gay

Para Damián, sería preferible poder mantener relaciones sexuales en casa, en la intimidad, y con las comodidades de una privacidad, pero la realidad es otra. Tener que ir a un lugar oscuro, sucio y peligroso para saciar su sed sexual es lo que le ha tocado a él, como a muchos otros cubanos: “Tú no […]

11 febrero, 2015
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Cuba, la atroz realidad de ser gay

Para Damián, sería preferible poder mantener relaciones sexuales en casa, en la intimidad, y con las comodidades de una privacidad, pero la realidad es otra. Tener que ir a un lugar oscuro, sucio y peligroso para saciar su sed sexual es lo que le ha tocado a él, como a muchos otros cubanos: “Tú no escoges el lugar, sino que más bien el lugar te escoge a ti, porque no tienes otra opción”.

Cuba, la atroz realidad de ser gay

El documental ha sido realizado en un viejo búnker militar abandonado. Actualmente es un sitio sucio y húmedo que se ha convertido en un espacio de encuentro para muchos hombres de la Habana que buscan tener una ‘vida gay’ durante un rato, un lugar donde practicar cruising.

Cuba, la atroz realidad de ser gay

Damián cuenta que la batería no es un lugar solo para tener sexo, también le ha servido para conversar con tranquilidad con personas de su misma orientación sexual, para conocerse y para darse cuenta de que no está solo.

El búnker es un oasis dentro de Cuba, un lugar diferente donde los gays pueden comportarse de manera naturalidad, con autenticidad, sin el peligro que ello supone en su día a día. En la batería te puedes cruzar con un médico o un limpiabotas, un cineasta o un vendedor ambulante; desde el más pobre hasta el más adinerado, todos pasan por allí para escapar de la asfixiante realidad que les ha tocado vivir.

Cuba, la atroz realidad de ser gay

“Hay hombres que se sienten inferiores por el hecho de ser gays, algunos de ellos ni siquiera reconocen que lo son. Se ven a sí mismos como hombres que de vez en cuando están con hombres pero, en la casa y en la ciudad es donde está el mundo real: el de la familia tradicional, el de la mujer y los hijos”, cuenta Damián.

Cuba, la atroz realidad de ser gay

En el búnker, muchos hombres mantienen relaciones sexuales en público o charlan libremente sobre su sexualidad. En sus paredes encontramos frases como «Una pinga es lo más bello que ha creado la naturaleza» o «Los domingos temprano te espero».

Cuba, la atroz realidad de ser gay

La batería es un producto de la situación revolucionaria cubana. Una homosexualidad que fue rechazada y castigada por la implantación de un ideal de hombre cubano que tenía que ser un soldado, un héroe y miembro de una familia tradicional.

Pero el búnker no es la panacea del problema, quien acude allí también se ve expuesto a ciertos peligros: robos, violaciones y agresiones. “La primera vez que visité el lugar fui víctima de un robo con violencia, el mismo hombre que me había penetrado hasta correrse dentro me puso un cuchillo en el cuello y me quito lo poco que llevaba encima», cuenta Yanis, un chico de 23 años.

Cuba, la atroz realidad de ser gay

Pero el caso de la batería no es único en Cuba. A día de hoy, la mayoría de los búnkers militares del país se han convertido en refugio para una población homosexual duramente reprimida.

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