Indignación mayúscula es lo que ha suscitado la carta difundida por Carlos Martínez, director del colegio concertado Juan Pablo II de Alcorcón (Madrid,) en donde compara la Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad de la Comunidad de Madrid con el fanatismo terrorista. Así lo ha denunciado la asociación LGTB Arcopoli a través de su vocal de delitos de odio, Rubén Lodi, el cual exponía en su perfil de Facebook que “comparar una ley que fomenta el respeto y la igualdad con el ‘fanatismo terrorista’ que asesina a centenares de personas es una barbaridad que debe conllevar sanciones”.
La carta, distribuida a los alumnos del centro con motivo del inicio del nuevo curso escolar, comienza exaltando la incredulidad del director en referencia a ciertos hechos ocurridos durante el periodo vacacional. “Iniciamos el curso sorprendidos y perplejos por las noticias que hemos visto en las vacaciones”, resalta el escrito, donde hace hincapié en los últimos atentados terroristas en Francia y la situación de inestabilidad política que padece, actualmente, nuestro país. Es ahí donde el director del centro lanza un dardo homofóbico contra la Ley de Identidad y Expresión de Género e Igualdad aprobada por el gobierno de la Comunidad de Madrid. “Y mientras tanto, nuestros políticos más cercanos, aquellos que deberían defender la familia y nuestras raíces cristianas, ocupados en complicar las cosas con legislaciones tan absurdas como la reciente Ley de Ideología de Género [sic] aprobada en la asamblea de Madrid”.
Tacha de barbaridad “prescindir de la verdad natural del hombre y del derecho inalienable a los padres a la educación de los hijos”, de dogmatismo “acusar de discriminación a quien piensa diferente” y de despropósito “prentender imponer una ideología a fuerza de sanciones”. Finalmente, compara la Ley madrileña con el fanatismo terrorista. “El parecido con el fanatismo terrorista es inquietante”, se puede leer. No solo la Ley de Género, la religión musulmana también se ve atacada por el director. “En el fondo, el islam o la ideología de género no son más que otros ‘programas humanos’, como enseña Juan Pablo II, y son maquinaciones condenadas a la disolución y al fracaso”.
El colegio Juan Pablo II es un centro privado-concertado, sostenido con fondos públicos del estado y en donde se practica una educación diferenciada mixta, lo que quiere decir que separan a chicos y chicas en las aulas durante las horas lectivas.