FOTOS: miguelangelfernandez.net
Fueron amigos –de Facebook– antes que amantes. Y actores porno antes que novios. Hace cuatro años, Allen King vivía aún en Bilbao, y Ángel Cruz en Valencia. Se conocieron en la red social, Ángel fue a hacerle una visita y la amistad se asentó. “Fue un poco amor a primera vista”, asegura Cruz. “Pero ahí lo dejamos”.
No tenían dinero para viajar tan a menudo como hubieran querido para quedar y verse, pero mantenían virtualmente el contacto. Ángel se echó novio, y la amistad entre Allen y él se fue consolidando. Cuando la pareja rompió, el porno les unió. “Me ofrecieron un show y me dijeron que me buscara una pareja para hacerlo que fuese de mi rollo”, recuerda Allen. “Se lo dije a él, aceptó y empezamos a tontear mientras hablábamos de cómo íbamos a hacer el show”. Fue en San Valentín de este año, y es evidente que hubo química en esa actuación porno, porque desde entonces son pareja.
Llevan juntos nueve meses, han protagonizado dos escenas de porno gay en pareja e innumerables shows, en países como Colombia, México, Alemania… Comparten vida en Madrid –cuando sus agendas les permiten coincidir– y profesión. Y de momento su ambición se está viendo recompensada, porque en el tiempo que llevan dedicándose al porno –Ángel, dos años; Allen, año y medio– ya han logrado ser reconocidos a nivel internacional.
Recientemente, en los premios HustlaBall, Ángel se hacía con el galardón al Mejor actor activo –este año también se ha hecho con el Ninfa Primera Línea al mejor actor porno gay 2015– y Allen ganaba el de Mejor pasivo –el año pasado ganó en los HustlaBall como Mejor actor–. Más compenetración, imposible. “Nos encanta trabajar juntos”, dicen al unísono. Igual que confiesan que no tiene nada que ver follar en la intimidad a hacerlo ante el público en un show de discoteca, por muy pareja que sean. “Nuestra relación se queda fuera del escenario”, explica Allen. “El ambiente en esas actuaciones suele ser muy frío. Y encima hay tanta gente que estás incluso nervioso. Porque no puedes fallar. Imagínate que no te empalmas, es una putada”. Y les ha pasado. “Alguna vez que no me podía empalmar lo hemos arreglado siendo yo pasivo y Ángel activo. Es lo bueno de ser versátiles los dos. Nunca hemos fallado los dos en el mismo show, menos mal”.
“Nos encanta trabajar juntos. Aunque nuestra relación se queda fuera del escenario” (Allen King)
¿Alguien duda de que un actor porno es un profesional de la interpretación? Ángel Cruz espera que no. “Somos actores, nos consideramos artistas y estamos vendiendo nuestro arte. Y buscamos constantemente reconocimiento”. Tienen claro que no basta con follar frente a un público o una cámara para que se te considere un actor porno. “Hay muchísimos chicos más guapos que nosotros que lo están intentando y si no llegan a nada es porque actúan fatal”. Ángel cita también el carisma como un elemento básico para triunfar en ese mundo. “Es lo único que asegura que la gente va a querer seguir comprando tu producto. Y tener las ideas muy claras: saber con qué productoras trabajar y con cuáles no, con qué chicos te conviene grabar… La verdad es que lo damos todo en el trabajo”.
Lo que no se quieren es encasillarse en un rol sexual concreto. Defienden la versatilidad al máximo. Ángel apunta: “Procuro ser versátil en todas mis escenas. Y tampoco es que tenga el pollón del siglo ni un perfil de activazo total”. Allen también busca la variedad. “Actúo como activo en muchas películas, pero la gente ya me tiene muy metido en el perfil de pasivo, y tampoco me importa, estoy muy contento. No entiendo que aún haya quien menosprecie el papel del pasivo, me parece mucho más complicado hacerlo bien cuando te toca ese papel”. Ángel está de acuerdo: “Hay actores supercachas y muy masculinos que se ponen a cuatro patas encantados. Ser masculino y pasivo no está reñido”.
Ambos tienen 25, aunque aparentan menos, y saben que eso es bueno. “Juega a nuestro favor que seamos aniñados”, asegura Allen. Y Ángel completa: “Explotamos el rollo twink, la imagen de niñato”. Este último es el que más se preocupa por dar una imagen impecable en todo momento y cuidar su físico al máximo. “Yo soy más dejado”, dice Allen. “Por suerte tengo buena genética, y no voy todos los días al gimnasio. En cuanto a alimentación… no nos privamos de nada”. Y que mucha gente que les reconoce les haya visto follar, sepa cómo tienen la polla y qué les gusta hacer en la cama no les supone ningún problema. “Nos encanta”, afirma sonriente King. “Nos gusta mucho que nos vean”. Y su novio apuntilla: “Para dedicarte a este oficio debes tener muy poca vergüenza”.
“Para dedicarte a esto hay que tener muy poca vergüenza” (Ángel Cruz)
Los dos viven con total naturalidad su profesión. Sus familias saben a lo que se dedican, y encima son pareja, así que no tienen nada que esconder a la gente de su entorno. Allen dice que sí ha experimentado lo que es ser criticado por dedicarse al porno gay. “Cuando en Bilbao se empezaron a enterar de lo que hacía sí que me ponían verde, de ‘cerdo’ y ‘puta’ para arriba. Ahora que ven lo bien que me va, todos esos están ya muy calladitos”. Y no por el hecho de dedicarse profesionalmente al sexo evitan que en ocasiones aparezcan en la pareja los temidos celos. “Es inevitable”, aseguran a la vez. “Aunque, lógicamente, surgen menos problemas con él que si estuviera con un chico que no se dedicara al porno”, puntualiza Allen.
No entienden que se les pregunte si ya están planteando un futuro más allá del porno, por aquello de que es una profesión con fecha de caducidad. Porque no lo ven en absoluto así. “Hay actores que llevan más de quince años trabajando y ahí siguen”, apunta Allen. “El porno tiene muchas ramas por las que puedes tirar cuando ya no quieras actuar”, sigue Ángel. “En el futuro podemos crearnos una web, o una productora. Queremos hacernos un nombre en el porno para en el futuro poder tener nuestra propia empresa”. De momento están centrados lo que denominan su ‘etapa twink’, ahora con contrato de exclusividad con la productora CockyBoys. Más adelante, ya se verá. “Lo importante es evitar quemarnos. Y en el porno, ahora mismo no hemos explotado ni el uno por ciento de lo que podemos dar”.