El revuelo en torno a Rafaella Carrà siempre que visita España confirma que es una de las grandes. Y así fue de nuevo en su reciente viaje promocional. Hordas de periodistas peleando por unos minutos de conversación con ella en un pasillo de hotel, fans de su club de ídem que lloraban tras saludarla, un guardaespaldas con cara de pocos amigos que merodeaba y observaba detenidamente a todo el mundo, como buscando a un posible intruso que se hubiera colado en el salón en donde se desarrollaba la promoción.
Decían los responsables de prensa de su discográfica que Raffaella estaba muy cansada, y de hecho, de cuando en cuando, se tomaba unos minutos y desaparecía. Pero una vez se sentaba en el set y se encendía un pilotito, fuese de cámara de televisión o de grabadora, desplegaba sus atractivos encantos y su saber hacer. Es única, con una autoridad que no molesta ni intimida, pero que pone a todo el mundo en su sitio. Fantástica esta Raffaella.
«SIEMPRE HE DICHO QUE SOY UNA CANTANTE A LA QUE HAY QUE VER MÁS QUE ESCUCHAR»
La única consigna previa: no se habla del pasado de la estrella. No le apetece, pasa de nostalgia. Solo le interesa tratar el aquí y el ahora, marcado por su nuevo álbum, Replay, el primero con canciones originales que publica en trece años. “Para mí no era una necesidad urgente grabar un disco. Pero todo cambió a raíz de trabajar hace tres años con Bob Sinclar en una nueva versión de En el amor todo es empezar [Far l’amore, publicada en 2011]. Yo hice muy poca promoción, en realidad el gran responsable de que se convirtiese en un gran éxito fue él, que la estuvo pinchando por todo el mundo”, afirma modesta.
Se ha convertido en otro tema que suena en convites de boda con regularidad, como sus himnos de los 70, e incluso forma parte de la banda sonora de la premiadísima La gran belleza, de su compatriota Paolo Sorrentino. Un nuevo hito en su carrera, indiscutiblemente. Cuenta la legendaria diva gay que otro motivo que le animó fue el hecho de convertirse en coach de La Voz en Italia. “Llevo ya dos temporadas, disfruto enormemente compartiendo mi experiencia con los jóvenes. El año pasado canté todos mis éxitos, y me di cuenta de que necesitaba repertorio nuevo para seguir actuando en el programa. Temas modernos y que fuesen bailables; porque siempre he dicho que soy una cantante a la que hay que ver más que escuchar”.
Se reafirma, como lleva haciendo toda su carrera, en que la palabra y el baile son sus principales armas, porque nunca se ha considerado una gran intérprete. “En todo momento he procurado sacar el máximo partido de mis posibilidades como artista, valiéndome también de la ironía. Valoro mucho la disciplina y el trabajo. Y como ya no bailo como antes, no me planteo actuaciones con coreografías muy elaboradas como solía hacer; ya no me puedo pasar seis horas en la sala de ensayo… Ahora bailo de manera más relajada, busco divertirme y que la gente lo pase bien viéndome”.
Frente a otras estrellas italianas tan adoradas por el público gay como Mina, que cultivan el mito desde la reclusión, la Carrà ha querido estar siempre frente al público. O eso pensamos, porque ella no está de acuerdo. “Parece que estoy siempre de cara al público pero no es así. En Italia procuro descansar unos dos años entre cada proyecto. Tengo la suerte de que siempre queda el listón muy alto y buen recuerdo durante mucho tiempo. No es mérito mío, tiene que ver con los equipos que me rodean, siempre de grandes profesionales”.
Porque tiene claro que hay que dar un respiro incluso a los fans. “Si estás siempre en televisión la gente se cansa de verte, sobre todo si eres mujer, por eso hay que desaparecer de vez en cuando”. A La Voz se incorporó tras cuatro años de parón, cuenta. Curioso que tengamos la sensación de que siempre está ahí. “Son el destino y la suerte los que traen los proyectos hacia mí. Si mi intuición dice que debo aceptarlo, me arriesgo. Porque cada decisión mía supone un riesgo. Cuando eres un joven talento no pasa nada si te equivocas, pero cuando tienes una carrera a las espaldas, en teoría debes pensártelo mucho. Aunque la verdad es que yo no me pienso tanto mis decisiones; si la idea de una aventura me pone la piel de gallina, me lanzo”.
«ES MARAVILLOSO PODER HACER LA MÚSICA QUE TE APETECE, NO LA QUE TE IMPONE UNA CASA DISCOGRÁFICA»
Carrà sintió de inmediato que debía grabar Replay. “La culpa la tiene ese señor con el que estoy en la portada de Shangay” –se refiere a la revista especial del Orgullo 2011, que está sobre la mesa (recién firmado por ella), en donde compartió protagonismo con Bob Sinclar–. Todos los temas del disco son nuevos, aunque a nivel de producción, en algunos se echa la vista atrás: la Carrà brilla en clave italodisco en Mi troverai, y recupera el sonido disco clásico en Cha Cha Ciao o Keep On. “Sí, tienen ese toque de los años 70, que vuelve a estar de moda y no sé por qué… A mí los temas que más me gustan son los que tienen un sonido dance actual. Voy a poder bailar y cantar mucho gracias a ellos conmi equipo en La Voz”. Es el único escenario que piensa pisar. “Ya no voy a hacer un espectáculo en vivo, porque me canso bastante. Mido mucho mis fuerzas”.
Aunque en un momento previo a nuestra charla, alguien le comenta lo bien que está para su edad y no duda en bromear. “No sé quién habrá publicado mal mi fecha de nacimiento. ¿70 años yo? Serán más bien 62”, y se echa a reír. “En cualquier caso son muchos… Pero mientras no me falten ni la curiosidad ni el entusiasmo, ahí seguiré, porque me dan fuerzas para seguir haciendo lo que me gusta”. No tiene edad, ni ganas, de agenciarse un ‘toy boy’ como ese al que dedica uno de los temas que firma en el disco. “No nace de ninguna experiencia personal”, aclara. “Decidí componer esta canción dedicada a todas esas grandes figuras norteamericanas que tienen su ‘toy boy’, mucho más jóvenes que ellas, de menos de treinta años”. Una manera de recuperar el tono irónico marca de la casa presente en tantas de sus canciones…
Ni atisbo de ironía, en cambio, cuando se le pregunta si, ahora que se ha arrancado después de tantos años, se animará a grabar pronto de nuevo. “No tengo previsto sacar otro disco el año que viene: he publicado uno en este momento concreto, nada más. Pero la vida está hecha de tantas posibilidades mágicas… En principio digo que no voy a hacerlo, pero nunca se sabe”. Desde luego, si le apetece, lo grabará. “Me tomo las cosas con mucha más tranquilidad, y actúo con total libertad, porque no siento ninguna responsabilidad hacia nada ni nadie. En todo caso, hacia los jóvenes que me estoy encontrando ahora: intento transmitirles, con ligereza, mi entusiasmo y las ganas de luchar”.
Como tantas otras divas –véase Cher y Madonna, por ejemplo–, la Carrà se aferra a la música disco, y a la vista está lo bien que le sienta cultivarla. ¿La considera una fuente de juventud? No duda un segundo a la hora de responder. “Absolutamente, porque te da muchísima energía. Es maravilloso poder hacer la música que te apetece, no la que te impone una casa discográfica. Yo elijo, y como dicen los Coldplay, ‘viva la vida”.