Mucho ha llovido desde que en los años 70 comenzaran las marchas del Orgullo gay en Boston. La comunidad LGTB de Massachussets –el primer estado en legalizar el matrimonio igualitario en Estados Unidos– crece de forma imparable, y el pasado 14 de junio fueron más de 25.000 personas las que participaron en la 44 edición del Boston Pride Parade, con el alcalde de la ciudad, Martin J. Walsh, a la cabeza. Él fue también el encargado de inaugurar un paso de cebra multicolor, siguiendo la tendencia mundial de hacer más visible la lucha LGTB vía pasos de peatones decorados con la bandera del arcoíris.
Boston dio una lección de unidad en la lucha por la igualdad y el respeto a la diferencia. Más de 130 ONGs –y no solo relacionadas con gays, lesbianas, transexuales y bisexuales– se unieron en la multitudinaria marcha con un deseo común: que la ciudad continúe abriéndose más a las distintas opciones sexuales, que cada vez haya más educación para los jóvenes LGTB y que las libertades del individuo sean cada vez más sólidas. De paso, como es tradición, fueron muchos los hombres gays que aprovecharon para lucir cuerpazo, y no pocas las drags que tuvieron su gran oportunidad de lucirse. Incluso parejas homosexuales de bailes de salón, una tradición tan arraigada en Estados Unidos, actuaron en el escenario central del Pride Parade.