La canadiense Kiesza es una de las grandes revelaciones del año. El vídeo de su primer single, el jitazo Hideaway, lleva ya más de 50 millones de reproducciones en YouTube –su coreografía, con evidentes toques retro, ha sido muy celebrada–, y es uno de los temas del verano. Su apuesta por combinar pop y house noventero le está dando mejores frutos que a la también pelirroja Katy B, cuyo segundo álbum Little Red no contiene un temazo tan rotundo como este de su nueva rival.
Kiesza continúa la escalada hacia el éxito con Giant In My Heart, en donde repite la fórmula de su primer single: un arranque pausado, un buen chorro de voz inteligentemente dosificado y una progresión imparable hasta el superbailable estribillo, con reconocible toque 90s –de hecho, en su primer EP directamente versiona el clásico What Is Love de Haddaway, para ir dejando bien claros sus referentes–. Visto el sonido por el que apuesta, cabe pensar que le sentaría de maravilla colaborar con leyendas como Todd Terry…
Llama la atención el videoclip, que cuenta la historia de un oficinista gris que de noche renace cuando se traviste, y que acaba rompiendo con su aburrido día a día de traje y apostando por una vida feliz con la peluca puesta. Que Kiesza encontró su primer apoyo en la escena de clubs gay es indudable; que agradezca el apoyo contando una historia protagonizada por drag queens neoyorquinas –ella aparece actuando en el club que visitan– tiene sentido.
Este guiño recuerda al que recientemente brindaron Icona Pop en el vídeo de All Night a la escena de los ballrooms neoyorquina, esa gran familia para homosexuales y transexuales que organiza espectaculares competiciones de baile. Es evidente que las nuevas estrellas pop no dudan a la hora de reconocer a las primeras de cambio la influencia de la cultura gay en su música.