El primer país del mundo en legalizar el matrimonio homosexual no podía celebrar con mayor naturalidad el Orgullo Gay de su capital, una de las citas LGTB más festivas y participativas del mundo. Durante una semana –este año del 26 de julio al 3 de agosto–, las calles y canales de Ámsterdam se convierten en una fiesta popular en la que todo el mundo participa. Y cuando decimos todo el mundo no solo nos referimos a grandes y pequeños, también a instituciones públicas que se implican de primera mano y desfilan con barca propia, como la policía nacional, los servicios sociales, el ejército y hasta la mismísima selección de fútbol holandesa, con Patrick Kluivert y Louis van Gaal a la cabeza.
¿Es eso posible? Sí en una ciudad sin complejos que el primer sábado de agosto se tira al agua, literalmente, para festejar la diversidad –como si de una fiesta nacional se tratase– y reiterar su compromiso contra la homofobia a todos los niveles, en ámbitos como el deportivo y militar o en países como Uganda y Rusia, para los que en la edición de 2013 hubo una mención especial. Su colorido y musical Canal Parade reúne cerca de 80 barcos de organismos, empresas y asociaciones pro derechos LGTB como la mítica COC o Amnistía Internacional, pero cualquiera puede sumarse con su barca privada –muchas acondicionadas como viviendas– desde los márgenes de los canales, donde se agolpan miles de personas desde primera hora de la tarde.
Hay más citas ineludibles durante la semana del Orgullo Gay en una ciudad tan acostumbrada a la diversidad sexual como Ámsterdam. Muchas se alejan del tópico de este tipo de festividades y destacan por diferentes y originales, como el paseo que el zoo de Ámsterdam propone sobre la homosexualidad en el reino animal. El Artis Royal Zoo, que el año pasado celebró su 175 cumpleaños como uno de los emblemas de la ciudad, refuta el dogma de que la homosexualidad es contranatural con un tour explicativo sobre cómo en la mayoría de especies del reino animal existen individuos con tendencias homosexuales. De hecho, sus habitantes más ilustres son dos pingüinos machos que viven como pareja desde hace años e incluso han adoptado varios huevos.
En 1987, Ámsterdam fue la primera ciudad en recordar de manera oficial a las víctimas LGTB de la Segunda Guerra Mundial con el Homomonument, un memorial en forma de triángulo rosa a orillas del Keizersgracht en su cruce con Westermarkt que también está dedicado a toda persona perseguida por su condición sexual. Ningún circuito LGTB está completo sin un paseo por el área comprendida entre Zeedijk y Warmoesstraat, donde se encuentra gran parte de la oferta gay de Ámsterdam. Conviene hacer una parada especial para presentar los respetos al Café ‘t Mandje, el primer bar de ambiente gay de Holanda. Inaugurado en 1927 por la abiertamente lesbiana Bet van Beeren, el café conserva en su interior el encanto de principios de siglo que lo convirtió en punto de encuentro de la comunidad LGTB incluso en los tiempos difíciles de la guerra. Sus paredes, repletas de fotografías de la época, recuerdan por qué el local es historia viva del movimiento pro derechos gays de Europa. Las celebraciones callejeras del Orgullo Gay se extienden desde este emblemático local hasta plazas como Rembrandtplein, Amstelveld, Reguliersdwarsstraat y alrededores y en bares como Amstel Fifty Four. Por su puesto, todo viaje a Ámsterdam debería incluir una visita al histórico Rijksmuseum, recientemente remodelado por los arquitectos españoles Cruz y Ortiz –su trabajo les valió la condecoración del rey Guillermo Alejandro– y donde pueden verse algunas de las más importante obras de Rembrandt, Vermeer y Van Gogh.
¿Y de noche? Pues hay de todo y para todos. Fiestas para osos, muscle bears, de ambiente masculino, petardeo y pop desenfadado en clubs como Rapido, Odeon, Air y, muy especialmente, Paradiso, un antiguo edificio eclesiástico cercano al Rijksmuseum que ahora acoge algunos de los mejores conciertos y sesiones gays de la ciudad.