La inquietud está justificada: la hepatitis C es la principal causa tanto de cirrosis hepática como de cáncer y trasplante de hígado. El acelerado aumento de infectados en España se ha convertido en enorme causa de preocupación para especialistas como la doctora María Luisa Montes, que lleva trece años tratando a pacientes de VIH con hepatitis C en el Hospital Universitario de La Paz en Madrid.
Denuncia la nula implicación de la administración pública, que no lanza campañas informativas, y explica que son muchísimos los varones gays que están infectados y que expanden el virus, sin saberlo, dado que la hepatitis C es asintomática. “En los países del sur de Europa, en los que el inicio de la explosión de la infección por VIH estuvo muy asociado a usos de droga intravenosa, el gran grueso de esos infectados también lo estaban por la hepatitis C. Gracias a los programas de intercambio de jeringuillas y la gran reducción del uso de la vía intravenosa para consumir drogas en la década de los 90, durante algunos años apenas hubo nuevas infecciones”, explica.
“Hacia 2004 empiezan a aparecer los primeros datos de infecciones agudas de hepatitis C en pacientes previamente contagiados con el VIH. Y se observa que esas personas pertenecen principalmente al colectivo de varones que tienen sexo con otros hombres. Es entonces cuando saltan las alarmas”. Fue un brote epidémico que comenzó en países como Alemania y Holanda y que se ha ido extendiendo hacia el sur de Europa. “En Barcelona empiezan a aparecer casos en 2008, y en Madrid la verdadera explosión de esta epidemia comienza en 2011”.
«ESTAMOS EN PLENO ASCENSO DE LA EPIDEMIA
El virus de la hepatitis C se contagia principalmente por vía sanguínea, y es mucho más infectivo que el del VIH. Las prácticas sexuales de riesgo son aquellas que pueden conllevar un sangrado, como una penetración anal brusca o el fisting. Pero asegura la doctora Montes que, a raíz de las entrevistas clínicas con pacientes infectados recientemente, lo que ha observado es que el principal motivo del actual incremento de contagios es el consumo de drogas recreacionales asociadas a las relaciones sexuales, principalmente cocaína y popper.
“Es frecuente que el popper se comparta y, como es bastante abrasivo, puede que haya sangrado cuando uno lo inhala. Si la otra persona que lo utiliza tiene la más mínima abrasión, el virus tiene una vía de entrada. En algún estudio realizado en Nueva York se ha podido constatar que el virus es capaz de sobrevivir en el líquido durante horas, e incluso días. Con la cocaína ocurre igual: si se comparte cánula, como es habitual en determinados entornos, y hay sangrado…”. Por ello la doctora recomienda a todos los varones que tienen sexo con hombres que no compartan cánulas ni popper, y que se realicen pruebas cada seis meses, para intentar diagnosticar el virus lo antes posible.
No es fácil detectar una hepatitis C aguda, prácticamente asintomática. En ocasiones uno siente un cansancio físico leve, o piensa que está pasando una gripe, y jamás se le pasaría por la cabeza que pueda haberse infectado con el virus C. Explica que, en base a trabajos publicados recientemente, se ha probado que ante la exposición al virus de la hepatitis C los hombres gays infectados por VIH se contagian cuatro veces más que los que no lo están.
“La denominada ‘fase aguda’ corresponde al período entre los tres y seis primeros meses desde el contagio. A partir de ese momento, el virus se cronifica, y si el varón no se ha hecho pruebas no tiene ni idea de que está contagiado, ni puede prevenir a otros, y la sigue expandiendo”. El tratamiento que se utiliza si se diagnostica a tiempo, a base de inyecciones y pastillas, resulta “complicado, agresivo y no se tolera demasiado bien”, cuenta la doctora. “Pero si se trata en los primeros tres meses desde el contagio, las tasas de curación son altas, alrededor del 90%”. Por eso es vital descubrirlo cuanto antes, porque además, de momento no existe vacuna. La única medida posible para evitarla es la prevención.
Desde 2013, no hay mes que en La Paz no diagnostiquen casos nuevos, con lo que han saltado las alarmas. “Si antes podíamos diagnosticar dos hepatitis C en un periodo de diez años, en los últimos doce meses llevamos ya diez casos; la diferencia en la proporción es enorme”. De nuevo, en este caso la doctora Montes habla de personas a las que ya realizan un seguimiento como pacientes, por tener el VIH. “Estamos en pleno ascenso de la epidemia”.