Mykonos, un clásico gay

Lo que pasa en Mykonos no se queda en Mykonos, se comparte hasta la saciedad. Una muy buena señal. Porque todo el que pasa por la isla griega cuenta sus experiencias por activa y por pasiva. El boca-oreja que provoca es inmejorable, por muchos motivos. Siempre resultan especiales las experiencias en las islas griegas, y […]

Iván Salcedo

Iván Salcedo

El día que vi a 'La maja desnuda' de Goya descubrí dos cosas: que quiero vivir dentro de un museo y que soy gay.

7 agosto, 2014
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Lo que pasa en Mykonos no se queda en Mykonos, se comparte hasta la saciedad. Una muy buena señal. Porque todo el que pasa por la isla griega cuenta sus experiencias por activa y por pasiva. El boca-oreja que provoca es inmejorable, por muchos motivos. Siempre resultan especiales las experiencias en las islas griegas, y esta en concreto es de las más completas: no solo permite disfrutar de playas paradisíacas y de la espectacular gastronomía griega, también es uno de los centros neurálgicos de la marcha veraniega europea. Que se lo pregunten si no a Cristiano Ronaldo, que decidió escapar allí recientemente para olvidarse de las penas del Mundial y darle alegría al cuerpo –como bien documentó vía Instagram–.

La isla más animada de las Cícladas ha sido tradicionalmente uno de los destinos mejor valorados por los turistas gays. Pequeña pero matona, Mykonos tiene tantas posibilidades culturales y de ocio que resulta imposible no sacarle un gran partido a su oferta turística, independientemente de que se busque o no marcha y desenfreno. Dado su tamaño, incluso un fin de semana da para hacerse una idea de cuáles son los encantos de esta pequeña gran isla. Y el hecho de que esté muy bien conectada –Vueling ofrece vuelos directos desde España– la convierte en destino clave para sacarle todo el partido a unas vacaciones veraniegas.

 Mykonos llama la atención porque en esta época del año los turistas superan con creces a los habitantes autóctonos. Aun así, la isla no pierde encanto ni personalidad. Frente a la más romántica Santorini, la monumental Delos o la diversa Creta, Mykonos destaca por su burbujeante actividad, de día y de noche. Quienes buscan empaparse de cierto exotismo atemporal no tienen más que perderse por los caminos empedrados de Chora, su principal pueblo, con hermosas casas encaladas, callejuelas laberínticas y seductores barrios tradicionales. También hay diversos museos y destacables monumentos, como la iglesia de Panagia Parapotiani y el monasterio de Kastro, grandes ejemplos de la arquitectura típica de las Cícladas. Y las posibilidades para abandonarse al shopping son muchas y variadas; las tiendas de lujo y las de artesanía hippy conviven sin problema.

Mykonos, un clásico gay

Siempre ha sido Mykonos una isla asociada a la libertad. Desde que comenzó a convertirse en un destino muy valorado por el turismo gay, la bandera del arcoíris ha convivido con la griega. Esta es una isla en donde todo el mundo es bienvenido y en la que no se discrimina a nadie. Así se ha convertido en ejemplo de convivencia para un país que no siempre ha digerido igual de bien en todos sus rincones la homosexualidad. Mykonos lleva décadas como abanderada de la libertad y el respeto por la diferencia, y por eso es uno de los contados destinos turísticos que cuentan con visitantes muy fieles que repiten una y otra vez, quizá para contribuir a mantener su estatus.

Si en su momento podía llamar la atención el volumen de cruising nocturno –como también sucedía en Sitges, por ejemplo–, ahora sorprende más el poderío de su escena nocturna. Aunque se echa en falta Piero’s, emblemático local de ambiente que cerró sus puertas hace unos años, y que era el punto de encuentro oficial de todos los turistas gays cada noche. Ahora se reparten entre otros bares, como Kastro, @54, Jackie O, Lola y Sofi’a. Los clubs más populares son Cavo Paradiso, situado prácticamente en la playa, y Space, cuya amplitud de horarios permite que los más fiesteros puedan marcarse una ruta que dura, si se quiere, las 24 horas del día. Y cuando el cuerpo ya no aguanta, a descansar, porque la isla invita a contagiarse de su ritmo pausado y a comenzar las jornadas todo lo tarde que se desee.

Mykonos, un clásico gay
    
Lógicamente, un día de verano en Mykonos hay que iniciarlo en la playa, sea la hora que sea. Porque la isla presume de contar con varias realmente espectaculares. Como Elia, de ambiente mixto y con una extensión considerable. Quienes prefieren una playa 100% gay suelen optar por Super Paradise, de aguas cristalinas, en la que se practica mucho el nudismo. Como en Paranga, un poco más alejada del centro pero recomendada para quienes, aun queriendo una playa de ambiente gay, prefieren que esta sea más íntima –como lo es también Agrari–. Y Paradise es el destino de los más fiesteros, sean o no gays. Como su propio nombre indica, es un paraíso para los turistas más jóvenes que no tienen intención alguna de descansar en la playa, sino que buscan juerga, y que allí la encuentran desde los años 60 –además cuenta con camping–. En función de cómo prefieras disfrutar del mar, tienes opciones. Y es que la oferta de Mykonos es realmente amplia y variada. Lógico que continúe siendo una isla de referencia en verano.

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