Si las confesiones de Madonna eran sobre una pista de baile, las de Roma Calderón lo son sobre un escenario y en formato cabaret –como los de antes, nada de variétés–. Y eso que de ponerse unas mallas de lycra y bailar el Hung Up, Roma Calderón sabe bastante. “He sido Madonna durante mucho tiempo”, revela entre risas. A los más avezados su cara les sonará porque la actriz y cantante se dio a conocer por todo lo alto en el circuito gay con una sorprendente imitación de la reina del pop en clave de parodia y por partida doble: en el cortometraje Jodienda Warrick y, más tarde, en la webserie Gentejuelas, ambos proyectos surgidos de la mente macarra de Fernando Gamero (Homo Zapping). “En realidad me cogieron en Homo Zapping para hacer una parodia de Paula Vázquez en Supervivientes, pero un día antes de empezar a grabar retiraron el programa. Fue entonces cuando Fernando me dijo que podía ser una Madonna estupenda”.
Y lo es. Si en el primero Roma debía desmantelar un complot –planeado por la mismísima Marta Sánchez– para arrebatarle el título de reina del pop y diva gay, en el segundo ofrecía un descacharrante recital sobre su vida como madre de Lourdes Leon, amiga de Kylie Minogue y rival de Lady Gaga. Pero su vocación travesti no quedó ahí, y también pudimos verla dando vida a una estirada y nervuda Marisa Paredes en la almodovariana Chicas del montón, última de las webseries de Gamero, que actualmente disfruta de una segunda vida como montaje teatral en la sala Tarambana de Madrid y en la que Roma también participa, pero en vídeo. La razón de que sea en diferido es que, aunque se defina como una actriz pluriempleada y multitarea, de momento Roma Calderón no puede estar en dos sitios a la vez.
The Lovers, el espectáculo de dos horas en el que repasa su historial bisexual de conquistas, amantes ocasionales y decepciones sentimentales a ritmo de canciones –hasta diez–, bailes y monólogos propios, comenzó a despuntar hace un par de años como uno de esos cabarets que corren de boca en boca por la capital, primero en los restaurantes Medina Mayrit y Cáscaras y más tarde en el Volta Café, donde fijó su residencia durante un año y medio, hasta pasar por el Orgullo gay y hasta por México, de donde acaba de llegar tras presentar el show por tercera vez. “En el Volta echó a rodar, y tengo mucha suerte porque creo que es el único cabaret genuino que se conserva en Madrid por el tipo de público que va, el ambiente… No sabes si es un bar o un puticlub de los de antes”.
Tal ha sido el éxito allí que el espacio se le quedó corto, y a partir del 27 de septiembre Roma –siempre con el pelo rojo y el animal print como señas de identidad– se muda a la sala pequeña del Nuevo Teatro Alcalá con The Lovers, adaptación en clave teatral que incorpora más números musicales pero conserva el humor, la picaresca, el desnudo a lo burlesque y la estética pin-up del cabaret original. “Cuando me preguntan qué hago y a qué me dedico en mis espectáculos, me resulta muy complicado responder. Llevo 25 años en la profesión y he hecho de todo, como buen culo inquieto: dirijo, produzco, escribo, bailo, coreografío, compongo, canto, actúo…”. Y como en español no hay ningún término que resuma todo eso –y el de mujer orquesta no parece ajustarse a su caso–, ella se presenta al mundo como una show-woman, caiga quien caiga. “Empecé cantando y tocando el laúd, continué bailando, seguí estudiando interpretación, fui reportera de televisión en Canal Sur y a partir de ahí empecé a añadirle piezas a la coctelera”.
¿Por qué The Lovers es uno de los espectáculos más gayfriendly del momento? Pasa página
SHANGAY ⇒ ¿Cuándo decides aparcar el resto de proyectos y apostar por tu propio cabaret?
Roma Calderón ⇒ ¿Tú sabes que ese momento no ha llegado? Me muevo por impulsos. En su momento sentí la necesidad de firmar un espectáculo a lo ‘yo me lo guiso, yo me lo como’ porque quería experimentar todas las fases de una producción, y nació The Lovers. En realidad, yo empecé a trabajar como actriz porque me encontré una agenda de teléfonos por la calle y, como en aquella época no había móviles, empecé a llamar a los números de teléfono para tratar de devolvérsela a su dueño. Una de las llamadas fue a una agencia de representación de actores en la que sabían a quién pertenecía, me acerqué a la oficina a devolverla y, según entré por la puerta, me convencieron para quedarme. Llevo haciendo espectáculos sola desde los 17 años, cuando monté mi propio espectáculo de cabaret, y desde entonces he sido más o menos constante. Hasta ahora, era una manera de exorcizar mis necesidades, sueños y fantasías. Porque las cosas que llego a decir y hacer en un escenario la sociedad no me las permitiría en otro sitio, ni siquiera como artista callejera en el metro.
SHANGAY ⇒ ¿Tan brutos llegan a ser tus espectáculos?
Roma Calderón ⇒ Más que brutos, son libres. Me he dado cuenta de que en ellos hablo de la libertad pero, según el momento de mi vida en el que me encuentre, ese discurso va en una dirección o en otra. El ser humano puede llegar mucho más lejos de lo que socialmente se le permite. No te puedes hacer una idea de lo que se escandaliza la gente, muchas veces espectadores superjóvenes que yo pensaba que estarían muy por encima de eso. Pero creo que la gente lo agradece, porque a todos nos gustaría hablar con esa libertad y experimentar, solo que la mayoría no se lo permite.
«EL CABARET ES EL GÉNERO MÁS COMPLEJO PARA CUALQUIER PROFESIONAL»
SHANGAY ⇒ En The Lovers te inspiras en tu historial sentimental, tanto con hombres como con mujeres. ¿Eres totalmente sincera?
Roma Calderón ⇒ Es el espectáculo del que más satisfecha me siento precisamente por eso, porque he llegado a una edad en la que me he dejado de tonterías y hablo sin tapujos y pudor de la gente que me ha amado y a la que yo he amado. Quería que fuera un ejercicio de honestidad y desnudez brutal sin pudor alguno. Si hasta han venido algunos de los amantes de los que hablo invitados por mí, y se han emocionado.
SHANGAY ⇒ ¿Esa era la idea del cabaret, un ajuste de cuentas?
Roma Calderón ⇒ La idea es que la gente se dé cuenta de lo importantes que son las personas con nombre propio que pasan por nuestra vida, de que somos el resultado de las historias que vivimos con ellas. Y precisamente porque hablo de la libertad y he estado en el Volta, tan cerca de Chueca, no puedo evitar cuidar algunos detalles que gran parte del público heterosexual ni siquiera pilla. Cuando empecé, no pensé que iba a dar con un espectáculo en el que me fuera a poner tan macarra, gamberra y, al mismo tiempo, tan profunda y humorística. Empecé hablando de mis ex amados y ex amadas, y cada uno me pedía contar su historia de una manera. Hay historias muy bizarras, como el trío, por ejemplo, que solo se pueden contar en forma de comedia, pero también hablo de mis meteduras de pata y de las heridas cuando te rompen el corazón. Hay partes luminosas y otras dolorosas.
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SHANGAY ⇒ La capacidad de improvisación que demuestras en ‘The Lovers’, ¿nace o se entrena?
Roma Calderón⇒ El género del cabaret es el más complejo para cualquier profesional, no tienes cuarta pared, es muy descarnado y te muestras cara a cara con el público. La distancia es cortísima y no te puedes escudar en nada. Si te tropiezas, te saltas el texto o tragas saliva en el momento que no es, el público lo ve. Además, tienes que aceptar cualquier cosa que pase fuera del escenario e integrarlo como si fuera un gesto cómplice, y siempre dejando claro que eres la anfitriona de la fiesta. Lo mío es una miscelánea: texto, coreografías, música…
SHANGAY ⇒ ¿Eres más aficionada a la revista o al travestismo?
Roma Calderón ⇒ A la revista no especialmente, y fíjate que me han dicho muchas veces eso de que me parezco a Nadiuska. Aunque me hacía mucha gracia, el género me parecía un poco molesto para las mujeres; no lo puedo evitar, lo recuerdo como vejatorio. De los espectáculos de transformismo sí que soy consumidora, me fascina su expresión de libertad y que algunos hasta se hayan creído que soy una travesti. Claro, como voy tan producida… Me gusta más el cabaret porque en él tiene tanto poder el hombre como la mujer o un transexual. Aquí el juicio va por otro lado, un espacio en el que juzgar la falta de libertades. Y sobre eso versa el cabaret. Por eso no me gustan algunos de esos espectáculos que se venden como cabareteros y en realidad son variedades, que están muy bien pero son distinto género. A mí se me quedan vacíos al no tener ese fundamento crítico.
«Las cosas que llego a decir y hacer en un escenario la sociedad no me las permitiría en otro sitio”
SHANGAY ⇒ ‘The Lovers’ es un ‘one-woman-show’. ¿Mejor sola que mal acompañada?
Roma Calderón ⇒ Soy muy mandona, y para mí esto es una especie de exorcismo personal, un montaje demasiado comprometido como para involucrar a más gente. Aunque confieso que trabajar sola es una línea tan placentera como tortuosa a veces.
SHANGAY ⇒ De hecho, solo te haces acompañar de un loop station para las partes musicales.
Roma Calderón ⇒ El loop es un aparato maravilloso que me permite no llevar banda. No es que no quiera tener una, que me encantaría, pero no me cabe. Además, la historia es tan privada que no le sienta mal que aparezca yo sola. El loop me permite posibilidades infinitas a la hora de cantar e interpretar, y con un pedal puedo hacerme todas las canciones yo sola y crear otro ambiente sonoro grabando también texto.
SHANGAY⇒ ¿En qué cambia la versión teatral de The Lovers con respecto a la de bar?
Roma Calderón ⇒ La otra era muy gamberra, pero aquí profundizo más en el tema emocional, el espacio lo pide y se forma otra comunión con el público. Lo bueno del teatro es que me permite hacer cosas que en el bar habrían pasado desapercibidas. La base es la misma, pero he introducido cambios para conseguir reacciones diferentes.
EL ESPECTÁCULO THE LOVERS SE REPRESENTA EN EL NUEVO TEATRO ALCALÁ (C/JORGE JUAN, 62) DE MADRID A PARTIR DEL 27 DE SEPTIEMBRE
Fotos miguelangelfernandez.net
Maquillaje y peluquería Manuel
Moreno para L’Oréal Prof. y NARS
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