América podrá estar cambiando, pero queda mucho por hacer. Nos trasladamos a Indiana, donde el Vincennes Lincoln High School tiene claro quién puede ir a su fiesta de año nuevo: “Solo parejas tradicionales”. Estamos ante una política discriminatoria ejecutada por un comité formado por padres y alumnos del centro. Argumentan que se trata de una fiesta “privada” a la que solo se puede acceder por “invitación”. Pero nada de gays claro, aunque parte de la lamentable celebración esté sufragada con fondos públicos.
Patrick Redmond, ex alumno gay, acudió en 1986 a la fiesta sin reconocer su condición sexual, por supuesto. Se personó en el convite con una mujer y harto de que siga habiendo trabas, ha puesto en marcha la campaña #ball4all con el objetivo de que se deje de marginar al colectivo LGTB en su ciudad. Mientras la homofobia se traspase de padres a hijos, complicado.
¿Crees que estas actitudes son propias de este siglo?
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