El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, tiene problemas a la hora de establecer sus prioridades. “El problema más grande que tenemos con el turismo es su pobre promoción”, argumenta. Pero se le olvida un detalle. Tal vez la ley antigay extrema, que prevé hasta siete años de prisión por la “promoción de la homosexualidad”, tenga algo que ver para que nadie se pirre por visitar el país africano.
Según el buen hombre, su país es un destino más atractivo que España, pero el problema es que solo se publicitan los chimpancés. “En Europa, la gente viaja a la costa mediterránea. He visitado España, es muy húmedo y caluroso. Creo que Uganda es mejor para pasar las vacaciones”, explica.
El clima podrá ser el idóneo, pero en el momento en que se vulneran los derechos humanos fundamentales tal vez el sol o la lluvia deban pasar a un segundo plano. A pesar de que desde la oficina de turismo se insista en que los gays serían bienvenidos, lo cierto es que la persecución del colectivo LGTB provoca su ausencia, tal y como señalan activistas africanos. Para paliar en un pequeño porcentaje la situación, el mensaje es claro: eliminar la ley antigay. Mientras, España recibe 50 veces más visitantes que Uganda. ¿Irías a un lugar donde no te sientes seguro si eres gay?
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