Suponemos que el fin justifica y los medios, y más aún si el que hace la ley hace la trampa. En Rusia, cuna de la persecución al colectivo LGTB, se les ha colado una boda gay por una rendija legal. Alyona Fursova e Irina Shumilova contrajeron matrimonio, ambas de blanco, gracias a que Irina es transexual y todavía conserva su identidad masculina. Por tanto, técnicamente estamos hablando de un enlace heterosexual.
No obstante, esta afrenta puede traer consecuencias para la pareja: “Asusta y es incómodo, porque no sabemos lo que va a pasar en el futuro”, explican. Desde las instituciones, responsables de la propaganda antigay que impera en el país, ya se ha dicho que abrirán una investigación y se ha calificado el acto como “insulto repugnante para millones de familias rusas”.
Pese a todo, Alyona e Irina esperan que su situación sirva como inspiración para la comunidad gay, tanto en su país como en todo el mundo. “Esperamos que ayude a la gente a entender que si lucha por sus derechos, puede conseguirlos”, aseguran. Ojalá.
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