Solo pretendía ser feliz, y no se lo permitieron. Ronin Shimizu, un niño de 12 años de California, era educado y sonriente, pero bajo ese manto de esperanza escondía mucho dolor. Tanto que decidió suicidarse.
Su sueño era formar parte del equipo de animadoras de su colegio, donde era el único varón. A partir de entonces, y pese a que se armó de valentía para conseguir entrar, sufriría todo tipo de insultos y acoso homófobo por parte de sus compañeros.
La situación se volvió tan insoportable que decidió dejar el colegio y continuar sus estudios desde casa, lugar donde sus padres encontraron su cadáver. Uno de sus mejores amigos destacaba en Fox40 que “no le importaba lo que la gente dijese”, aunque parece que la presión ha sido demasiado intensa. Es tiempo de buscar responsabilidades ante tan dramático suceso.
Relacionados…
> Asesinado y torturado por creer que era gay
> Le llaman gay y le castigan si se defiende
> Así se responde a un amigo que reconoce ser gay
11 integrales masculinos que intentan cambiar las leyes del patriarcado
Alemania aprueba una ley trans que permite a los menores cambiar de sexo
Insultos lesbófobos en el fútbol sala femenino asturiano: "¡Vieja y lesbiana!"
