Un homófobo orgulloso de serlo. Así es Timur Isaev, el director de un colegio ruso que presume de haber despedido a 30 profesores por el hecho de ser gays. Víctimas de la ley de propaganda que impera el país, nuestro protagonista tiene claro que si «tienen problemas de salud o anormalidades como ser gay, es inaceptable basándonos en la ley que puedan desempeñar un trabajo como este».
Claro, como la «homosexualidad no es normal», el hombre se permite el lujo incluso de prescindir de gente tan cualificada como Ilya Kolmanovsky, bióloga reconocida y acreedora de multitud de premios en su campo. Su última ‘victoria’ se produjo en el mes de diciembre, cuando decidió rescindir el contrato de una profesora de música tras descubrir fotos con su novia. Si el colectivo LGTB se acerca a él, aplica su propia democracia. Menudo elemento.