Parece que llevábamos muchos días sin ataques homófobos, pero lo bueno dura poco. Esta vez los afectados son dos jóvenes de 18 años: Álvaro Morales, de Jaén, y Rubén Guijarro, de Granada, ambos estudiantes universitarios en la ciudad de La Alhambra. Esta mañana fueron a desayunar a una cafetería de la ciudad, que les pillaba de camino a la estación de autobuses: “Nos pareció una cafetería con buen aspecto, y entramos. Había un camarero de unos 40 o 50 años y dos clientes más, dos mujeres adultas”, explica Rubén.
“Cuando nos sentamos a pedir, ya nos dio una mala sensación el camarero, por sus malas miradas”. Los chicos no le dieron importancia y se sentaron en una mesa. Rubén, que aún se encontraba con sueño, quiso echar la cabeza sobre el hombro de Álvaro, mientras cogía a este de la mano, y ese fue el desencadenante de lo ocurrido: “En ese momento, las dos personas que había en el local salieron del mismo y no pudieron presenciar la escena que ocurrió a continuación. En cuestión de segundos, el camarero vino a nuestra mesa y nos dijo en tono despectivo que nos comportásemos y saliésemos del bar”, explica Álvaro. “Hemos sido claramente víctimas de un ataque homófobo”.
La pareja de jóvenes, abochornada, y para evitar problemas, abandonó el local. “No queríamos más líos”, aseguran.
Los hechos ocurrían en la Cafetería Avenida Madrid en Granada. Al conocer las acusaciones de los jóvenes, el camarero declaró: “Se estaban agarrando de la mano, así que les he tenido que decir educadamente que se fueran. Es que había niños delante”, ha concluido para justificarse. A la pregunta: “¿Y qué tiene de malo que los niños vean eso?”, el camarero prefirió no contestar.
La pareja asegura que no ha tenido tiempo de denunciar el caso a las autoridades, aunque no descarta hacerlo.
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