Buscó la comprensión de su familia y les confesó que era homosexual, pero solo encontró reprobación, burlas y humillaciones. Demasiada presión para un niño de 12 años, que le llevó a la trágica decisión de quitarse la vida.
Sucedía ayer en Iquitos, Perú, tras una discusión con su padrastro, que le había rapado el pelo como castigo por ser gay, «para que aprenda a sentirse como un hombre”. El chico, que sufría además un fuerte acoso por parte de sus compañeros en el colegio, se ahorcó tras dejar una nota de suicidio en la que expresaba el odio que sentía hacia la pareja de su madre.
El menor, que fue descubierto por la madre aún con vida, era trasladado al hospital de Iquitos, donde moriría pocas horas después.
La noticia fue difundida por televisión, donde se mostraban las imágenes del traslado del menor al hospital acompañado por su madre, que sufrió una crisis de ansiedad, y la posterior llegada del cónyuge de la mujer custodiado por la policía.
Una vecina es quien ha confirmado a los periodistas que en la nota de suicidio el niño escribió “odio a mi padrastro”, al cual culpaba de su decisión.
Nos encontramos ante otro caso de suicidio por homofobia familiar. No se trata de un caso aislado en Perú: en julio de 2013, un chico de 15 años, insultado y agredido por miembros de su familia a causa de su homosexualidad, se ahorcó con un cable. En mayo de 2013, un joven de 20 años también se ahorcaba después de que su padre lo echara de casa al enterarse de que era gay. Pero el caso más grave sucedió el año pasado, cuando un joven gay de 22 años sufrió importantes quemaduras después de que su padre lo rociara con gasolina y le prendiera fuego. Un país en el que las agresiones LGTB y los suicidios por homofobia se han disparado.
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