Quien este libre de haber vendido o alquilado, que tire la primera casita… Todos tenemos recuerdos de nuestra infancia vinculados al Monopoly, el juego de mesa familiar por antonomasia que sacaba al especulador inmobiliario que todos llevamos dentro (algunos mucho más que otros, eso sí). Si nunca has jugado, más vale que te retrotraigas al pasado. Esta semana se cumplen 80 años de su lanzamiento, y para celebrarlo se ponen a la venta ediciones especiales para colecciones. Algunas, incluso, con dinero de verdad.
Eso sí, echamos de menos una versión gay que ya existió en su día pero que se encuentra descatalogada. Tom of Finland y sus dibujos de chulazos eran los encargados de ilustrar un juego cuyo eslogan era “A celebration of gay life” (una celebración de la vida gay). Su tablero era circular, las fichas muy oportunas (tacón, oso de peluche, gorra de cuero), y en vez de casas, el objetivo era comprar locales para transformarlos en saunas o bares. Además, había cartas de atrevimiento para amenizar los desafíos. Hagamos un crowdfunding para que vuelva, sí o sí.