Le insultaban en el colegio, pero él lo tenía claro. Cada vez que sufría algún episodio homófobo, el jugador de fútbol de Wisconsin Dalton Leo repetía para sí el lema que ahora lleva tatuado en el brazo: “It Gets Better”. En un principio, según cuenta en Outsports, se sentía avergonzado de ser quien era. La discriminación le había afectado de tal modo que no quería ni mirarse al espejo.
Pero a fuerza de pensar que todo mejoraría, nunca mejor dicho, comenzó a coger las riendas de su vida. Decidió salir del armario públicamente y solo recibió muestras de cariño por parte de su entorno, al contrario de lo que ocurrió con Asutin Wallis, que tuvo que abandonar su colegio. “¿Eso es todo?”. Confiesa que le respondió su madre antes de fundirse en un abrazo. Por su parte, miembros de su equipo también recibieron con felicidad la noticia. “Te quiero por cómo eres”, “nada cambia” y “¿por qué no nos lo has contado antes?” son algunos ejemplos de cómo lo han vivido sus compañeros.
Cuando llegó a la universidad, Dalton volvió al armario por miedo a los fantasmas del pasado. Pero algo había cambiado para siempre: “El apoyo recibido de mi familia, amigos, profesores, entrenadores y compañeros ha sido increíble. Sí mejoró”.
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