Exámenes anales en El Cairo

Temas: Homofobia

En El Cairo, como en el resto de Egipto, la homosexualidad se sigue considerando una enfermedad, generalmente transmitida a los niños a través de abuso sexuales en la infancia. Una creencia que convierte su práctica en delito de sodomía, perseguido y penado duramente.

Cuando se les preguntó a los inspectores médicos de El Cairo cuál era el procedimiento para verificar que un detenido por homosexualidad era culpable de sodomía, nos dejaron boquiabiertos con su respuesta. Así lo explicaba el Dr. Maged Louis: «La forma del agujero cambia. El ano no volverá a ser el mismo, se deforma y a partir de entonces se verá como la vagina de la mujer». Atónitos nos dejan sus afirmaciones.

Más de 150 personas han sido arrestadas por cargos de homosexualidad desde que el presidente Abdel Fattah el-Sisi tomó el poder hace poco menos de dos años, la mayor persecución de presuntas personas LGBT en más de una década en Egipto. Los exámenes anales son una parte rutinaria de las investigaciones en estos casos, y el Dr. Louis tiene un papel fundamental en la supervisión de todos ellos: es el director adjunto de la Autoridad Médica Forense del Ministerio de Justicia, así como el jefe de medicina forense de la policía del distrito de El Cairo.

«Primero hacemos que se postren, y en esta posición analizamos su ano. Las pruebas tienen como finalidad no solo determinar si alguien ha tenido alguna vez sexo anal, también son para detectar a los homosexuales crónicos, porque la ley egipcia solo criminaliza los hombres que se dedican a hábitos lujuriosos, es decir que tienen continuidad”. Según el doctor, los anos de «homosexuales crónicos» no se contraen cuando los tocas, y si lo hacen, no se cierran tan fuertemente, son suaves y carecen de las ondulaciones y arrugas que se encuentran en los “anos normales». Niega  que los examinadores penetren a los sujetos sometidos a examen con algún objeto, pero asegura que el ano de un “homosexual crónico” puede aceptar objetos de mayor tamaño.  

Las asociaciones por la defensa de los derechos humanos internacionales y expertos en medicina aseguran que las afirmaciones del Dr. Maged Louis no tienen ninguna base médica, algo que cualquiera de vosotros habrá podido deducir.

«Creo que mis carcajadas al escuchar tales sandeces lo dicen todo», dijo el doctor Joel Palefsky, profesor en la Universidad de California en San Francisco y especialista en el cáncer anal como presidente de la Sociedad Internacional Anal de neoplasia. «Trabajo en una clínica donde hacemos exámenes anales a miles de pacientes, y nunca en mis 20 años de experiencia he visto un ano que parece una vagina, es absurdo tener que escuchar tales afirmaciones».

Las organizaciones por la defensa de los derechos humanos han denunciado dichos exámenes anales, que no se realizan solo en Egipto, pues son una rutina en más de 80 países del mundo que persiguen el delito de sodomía. Prácticas sin fundamento que, además, son una forma de tortura que viola los derechos humanos.

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Pero el Dr.Louis se mostró incrédulo de que algún médico pudiera dudar de su trabajo: “Todo lo que he dicho es ciencia y está escrita en los libros. Los médicos de todo el mundo lo saben», afirmó convencido.

Lo que realmente preocupa al mundo es que estos inspectores busquen evidencias donde no las hay, fruto de su propia homofobia. Algunos han realizado una amplia y escalofriante investigación sobre técnicas de diagnóstico, y realmente creen que lo que están haciendo es ciencia, a pesar de que han llegado a inculpar a personas que jamás han mantenido relaciones homosexuales. No decimos con esto que los homosexuales lo merezcan más que los que en realidad nunca lo fueron, solo que nos encontramos ante un auténtica caza de brujas.

Uno de los pioneros de los exámenes anales en Egipto fue el Dr. Aymen Fouda, predecesor del Dr. Louis como subdirector de la Autoridad Médica Forense, que afirmó: «En este tipo de investigación hay un único signo y marca inequívoca de la penetración anal, y es el ‘infundibuliform’, o lo que es lo mismo el ano en forma de embudo”.

Fouda dijo que los expertos forenses estaban trabajando en el desarrollo de nuevos métodos para detectar la homosexualidad como el uso de la electricidad o la inserción de agujas hipodérmicas en el músculo del ano, todo ello en humanos no anestesiados durante el examen. Prácticas que, una vez más, violan los derechos humanos internacionales.

Como ya decíamos, en Egipto se tiene la estúpida creencia de que la homosexualidad deriva de un contagio producido en la infancia, cuando el niño fue víctima de un abuso homosexual. Los forenses egipcios afirman que este abuso deja una marca física en el ano que ellos pueden detectar: «Tras el abuso pasan a ser cuerpos homosexuales, un carácter defectuoso que deja unas huellas físicas que un médico forense puede discernir».

Algunos de los acusados ​​que han sido sometidos a exámenes anales en Egipto describen la crueldad y agresividad de estas prácticas por parte de los médicos.

Pero esta es la realidad del país, donde dichos exámenes tienen una gran credibilidad legal y científica. En algunos casos, los abogados incluso exigen a la policía que envíen a sus clientes los exámenes forenses con la esperanza de que estos den negativo y se refuten los cargos, puesto que la justicia toma los resultados de dichos exámenes como prueba fehaciente. Mohamed Abo Zakry, un abogado defensor con una organización que representa a siete de los acusados ​​en el caso de baños de Egipto, del que hablábamos hace unos meses en otro artículo de Shangay, reaccionó como si se tratara de una consulta estúpida cuando se le preguntó acerca de desafiar la legitimidad de las pruebas: «No podemos argumentar que los exámenes no son exactos. Se trata de pruebas muy precisas. Cualquier médico con experiencia puede detectar claramente si este chico es gay o no».

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