“Símbolo político”. Así fue considerada una pulsera arcoíris que pretendía llevar en un partido de fútbol David Gough, árbitro gay irlandés. El motivo era simplemente apoyar el matrimonio igualitario, que será sometido a referéndum en su país el próximo mes de mayo. No obstante, los miembros de la Asociación Gaélica Atlética tenían otros planes homófobos para nuestro protagonista y bloquearon su iniciativa porque deben ser apolíticos.
«Es un tema blanco y negro. A cualquier miembro se le permite tener sus propias opiniones políticas u opiniones exteriores, pero no es el lugar para hacer gestos”, comentaba la asociación al Irish Independent. Es más, “una vez se convocó el referendúm y se pide el voto la acción se convierte en política”, añade. No quiero ni imaginarme qué opinanarán sobre la campaña los promotores de #LaLigaArcoIris, creada en España para protestar contra la homofobia en el fútbol a partir de llevar cordones con la bandera gay en las botas…
Por su parte, Gough mostraba su decepción al no entender por qué se había cambiado de opinión. «Yo había recibido permiso al mediodía del viernes, pero luego recibí una serie de llamadas la noche del viernes y otra a las 7:30 am de ayer, cuando me dijeron que no lo permitirían”, explica. Si hace unas semanas descubrimos que darse un beso en el campo era motivo de sanción, ahora vemos cómo tampoco se pueden llevar pulseras que reivindican la igualdad de derechos. Qué mala suerte.
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