Stephen Beresford ha tardado dos décadas en ver realizado su sueño: se propuso contar en un guion la historia real de cómo el inesperado hermanamiento entre un colectivo de lesbianas y gays londinense y un grupo de mineros escoceses en huelga cambió la realidad LGTB británica. La espera ha merecido la pena: Pride le ha reportado un BAFTA y el enorme orgullo de ver cómo la película triunfa allá donde se estrena.
SHANGAY ⇒ ¿Te imaginabas cuando empezaste a escribir tu guion que Pride se convertiría en todo un fenómeno?
STEPHEN BERESFORD ⇒ En absoluto, porque me costó veinte años encontrar a alguien que quisiera financiar el proyecto. Descubrí la historia real con 21, y empecé a llamar a distintas puertas. Cuando explicaba que mi guion iría de un grupo de activistas gays que se involucran activamente en la huelga de mineros de 1984 todo el mundo me decía que era una película que nadie iría a ver. En mi cabeza yo la veía como una historia divertida y emocionante, con todos los ingredientes para gustar a un público muy amplio.
SHANGAY ⇒ Aun así, no tiraste la toalla…
STEPHEN BERESFORD ⇒ Hay un dicho que sigo al dedillo: “Nunca sabes si estás escribiendo un éxito o un fracaso”. Porque hasta que tu guion no se materializa es imposible saberlo. Me dejé llevar por mi instinto, sabía que era una historia especial que merecía la pena ser contada.
SHANGAY ⇒ ¿Por qué te obsesionaste con esta historia?
STEPHEN BERESFORD ⇒ Cuando la descubrí acababa de salir del armario y estaba viviendo mis primeras experiencias como hombre abiertamente gay. Me crié en la sociedad propiciada por Thatcher, y pensaba que las únicas personas que podían apoyarme eran aquellas iguales que yo, es decir, homosexuales, porque en aquel momento era la forma en que se vivía, no cabía esperar que alguien diferente te entendiese y te echase una mano. Durante una discusión, que coincidió con otra huelga minera en los 90, surgió el tema de cómo los gays habían dejado de ser políticamente reivindicativos. Yo dije: “¿Por qué iba yo a apoyar a los mineros si ellos no me apoyan a mí?”. Fue entonces cuando me contaron la historia que sucedió en 1984; mi teoría se derrumbó y me abrió los ojos a otra realidad.
SHANGAY ⇒ ¿Te imponía contar fielmente una historia tan especial?
STEPHEN BERESFORD ⇒ No, porque siento que un escritor debe ser lo más atrevido posible. Para empezar, no me podía creer que nadie conociese esta historia. Acto seguido, me sentí muy feliz de que fuese así, porque la podía hacer mía.
SHANGAY ⇒ ¿No pensaste en algún momento que se quedaría en un cajón?
STEPHEN BERESFORD ⇒ Durante seis años me olvidé de este guion. Hasta que me reuní con David Livingstone [productor de la cinta], que buscaba guionistas para escribir comedias románticas. Pensaba aceptar su oferta encantado, y cuando ya me iba me preguntó: “¿Qué historia te morirías por contar?”. Miré hacia la ventana, vi que llovía y no llevaba paraguas, así que pensé “Voy a tomarme mi tiempo y a contársela de principio a fin”. Se emocionó tanto que acto seguido se ofreció a producirla. Todo un golpe de suerte.
«ERA IMPORTANTE CONTAR ESTA HISTORIA DE ACEPTACIÓN EN LA QUE EL SENSACIONALISMO NO TIENE CABIDA»
SHANGAY ⇒ Podrías haberla enfocado desde un punto de vista activista que diese pie a una película minoritaria, pero apostaste por un enfoque inclusivo y comercial. ¿Por qué?
STEPHEN BERESFORD ⇒ Porque si hubiese apostado por la primera opción podría haber dado pie a una película que quizá se viese exclusivamente en festivales gays. Prefería hacer como los protagonistas de la historia, intentar conectar con gente lo más diversa posible. Mi intención era que fuese una película que se proyectase en los mismos multicines que Guardianes de la galaxia, que el público la percibiese como una cinta familiar emotiva, y que interesase también a un público heterosexual masivo, al que hacerle llegar, camufladas bajo las emociones, ciertas ideas políticas. Y que se pueda poner en televisión en prime time en Navidad cuando llegue el momento.
SHANGAY ⇒ ¿Te sorprendió que un grupo de jóvenes activistas LGTB en el Londres de los 80 decidieran apoyar activamente la causa minera? ¿Crees que eso podría suceder ahora?
STEPHEN BERESFORD ⇒ Me parece excepcional lo que hicieron. Cuantos más detalles conocía de la historia, más me admiraba lo valientes y tenaces que fueron. Creían firmemente en lo que estaban haciendo y no cejaron en su empeño hasta el final. La idea de un grupo de veinteañeros homosexuales que viaja a un pueblo minero escocés remoto asusta en pleno 2015, imagínate lo que tuvo que ser hacerlo en 1984. Y pensar que sus acciones tuvieron repercusión en el Parlamento, logrando que por fin se tuviesen en cuenta los derechos de lesbianas y gays, es increíble. Veo a los protagonistas como el equivalente de Harvey Milk en el Reino Unido. Y nadie tenía ni idea de lo que hicieron hasta ahora. Mike Jackson, uno de ellos, cuyo testimonio me fue de gran ayuda a la hora de escribir, me confesó que temía que la historia muriera con él.
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SHANGAY ⇒ ¿Fue complicado dar forma a tantos personajes en una historia coral como esta?
STEPHEN BERESFORD ⇒ Lo fue, pero lo disfruté, porque me encanta escribir guiones así, con muchos personajes. El concepto que más me interesa explorar en mis trabajos es el de familia, sea la biológica, la que se crea con amigos… Me encanta diseccionar los roles que los integrantes de cada familia juegan. Y cuantos más, mejor. Me obsesionaba que todos los personajes tuvieran todos una historia y una voz, y lograr que el espectador identificase a cada uno sin problema. No hay nada peor que ver una película en la que hay personajes que no sabes qué hacen allí.
SHANGAY ⇒ ¿Te hubiera gustado vivir, siendo adulto, aquel Londres efervescente de los 80 que refleja la película?
STEPHEN BERESFORD ⇒ Por supuesto. Londres se ha convertido en una ciudad despampanante y glamourosa, supongo que a Madrid le habrá pasado lo mismo, pero en el camino se ha perdido mucha personalidad. En los 80 era más sucia y pobre, aunque para mí más atractiva, con una escena musical y gay efervescente. Todo el mundo estaba arruinado pero era muy creativo y luchaba por sus proyectos. Me pongo nostálgico al pensar en esa época…
SHANGAY ⇒ ¿Te sientes orgulloso de haber contado a través de tu guion un importante episodio de la historia LGTB del Reino Unido?
STEPHEN BERESFORD ⇒ Me siento tremendamente privilegiado. Porque normalmente las películas protagonizadas por homosexuales cuentan historias relacionadas con el rechazo que sufren o dan toda la relevancia al sexo. Me preocupa mucho ver que los jóvenes LGTB hoy día solo se interesan por consumir y compartir imágenes de contenido sexual, y quería que en esta película los personajes no diesen tanta relevancia a su sexualidad. Lo que interesa es cómo son, no con quién se acuestan. Además, rara vez se cuentan las vivencias de esos heterosexuales que tienen familiares o amigos gays y que no le dan mayor importancia al hecho de que lo sean. Por eso era también importante para mí contar esta historia de aceptación en la que el sensacionalismo no tiene cabida. Me emociona pensar que habrá padres de hijos gays que al ver Pride sientan que se está contando en parte su historia.
«QUERÍAMOS INTERESAR A UN PÚBLICO HETEROSEXUAL MASIVO, AL QUE HACER LLEGAR, CAMUFLADAS BAJO LAS EMOCIONES, CIERTAS IDEAS POLÍTICAS»
SHANGAY ⇒ ¿Cómo te sentiste al ver que en Estados Unidos la distribuidora de la película decidió borrar de la carátula todo elemento relacionado con la homosexualidad al lanzarla en DVD?
STEPHEN BERESFORD ⇒ Me da pena todo lo que ha provocado su acción. No creo que les pueda tildar de homófobos, cuando son quienes compraron los derechos de la película y se esforzaron por que llegara al mayor público posible. Hay países donde ha sido mucho más complicado mostrarla: en Rusia hubo un único pase en un festival, con el cine rodeado de policías… Para mí lo importante es que el mensaje llegue al público, y entiendo tanto a la gente a la que le enfadó esa carátula desprovista de guiños LGTB, porque tienen razón, como la buena intención de los distribuidores, que hicieron lo que consideraron para que el DVD llegara hasta los rincones más remotos del país. Si gracias a los cambios que hicieron hay jóvenes gays que han podido comprar el DVD en un pequeño pueblo de Idaho, eso es lo importante, y para mí pesa más que la parte de rabia que pude sentir al enterarme de la noticia.
SHANGAY ⇒ Nada que objetar, entonces…
STEPHEN BERESFORD ⇒ Es que me siento tan honrado de haber participado en este proyecto que no creo que pueda o deba quejarme. Que Pride forme ya parte de ese subgénero cinematográfico que cuenta historias relacionadas con la comunidad LGTB es algo que quizá solo pueda experimentar una vez en la vida. Es maravilloso comprobar que, como en la película, gays y heteros se unen para celebrar lo que les une, en lugar de lo que les diferencia. No puedo pedir más.
PRIDE SE ESTRENA EL 19 DE MARZO EN CINES DE TODA ESPAÑA.