Dentro del ideal de belleza masculina, los cánones recogen ciertos rasgos comunes en todas las culturas: uno de ellos son los hombros y pechos desarrollados, así como una espalda en forma de ‘V’; otro rasgo común son los brazos fuertes y una cintura estrecha, tal como lo fue el ideal de la belleza masculina en el arte grecolatino clásico.
Los hombres que poseen la apariencia de estatua griega son considerados bellos y sexualmente apetecibles, un ideal basado en la figura deportiva, la fuerza y la protección que nuestro amante nos puede dar.
Atributos que generalmente en todos los países son sinónimo de fuerza física y potencia sexual, capacidad de defensa y ataque e, incluso, de manutención.
Quizá haya sido en la Grecia antigua donde se dio mayor culto al cuerpo y más relevancia la belleza masculina.
Lo cierto es que además de estos rasgos comunes, cada país y cada cultura tienen ciertos atributos que están más considerados que otros a la hora de señalar al hombre perfecto:
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