Dos estrellas gays del pop, frente a frente

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Aunque son artistas muy distintos, el británico Will Young y el estadounidense Adam Lambert tienen mucho en común. A ambos le atrae la interpretación –aunque es Young quien más partido le ha sacado a esa faceta– y los dos se dieron a conocer en sendos talent shows, Will en Pop Idol –en su edición inaugural, en 2002– y Lambert en su versión del otro lado del Atlántico, American Idol –fue finalista en su octava temporada, en 2009–.

Los dos destacaron no solo por sus voces y su carisma, también por no ocultar en ningún momento que eran homosexuales. Siempre han apoyado abiertamente causas LGBT y no dudan en hablar con absoluta naturalidad de sus experiencias como hombres gays, confiando en contribuir a la tan ansiada normalidad.

El astuto Simon Cowell supo ver el potencial de ambos, y los fichó para su factoría 19 Entertainment, desde que la logró convertirlos en superestrellas de la noche a la mañana. Aquí se acaban las coincidencias en su carrera… hasta ahora, cuando da la casualidad de que sus nuevos lanzamientos coinciden en el tiempo. Aunque en esencia ambos se dedican al pop, tienen sensibilidades muy distintas. Will Young siempre ha sentido atracción por el croonerismo, y le gusta coquetear regularmente con el soul y la electrónica atmosférica. Adam Lambert adoraba en sus inicios los excesos estéticos del glam rock y apostó por una marcada ambigüedad, que se ha ido diluyendo según cumplía años.

Will Young inicia nueva etapa con el que será su quinto álbum, 85% Proof, cuya fecha oficial de salida es el 25 de mayo. Lo cierto es que dejó el listón muy alto con su sofisticado cuarto disco, Echoes (2011), que grabó con el reverenciado productor de pop electrónico Richard X, así que tenemos mucha curiosidad por ver cómo ha enfocado el nuevo álbum. Recientemente lanzó como primer single Love Revolution, un festivo tema de aires Motown en cuyo vídeo aprovecha para hacer el payaso, como suele en muchos de sus clips. No resulta especialmente memorable, aunque funciona para enlazar con su pasado y refrescarnos la memoria.

Más sorprendente resulta el lanzamiento –sin dejar apenas margen– de un segundo single, Like a River, con un vídeo de planteamiento más ambicioso y oscuro, en donde recrea la leyenda del minotauro y en el que Young aprovecha para lucir torso y añadir un toque sexy. Este Will Young, más introspectivo y sentido, nos gusta más. Y canciones así, a priori menos comerciales, le sirven para reafirmar su sello propio. Con el que quizá sí pueda plantar cara en las listas a la gran estrella pop gay del momento, Sam Smith.

¿Son realmente rivales Adam Lambert y Will Young? ¿Con qué nos sorprende ahora Lambert? Pasa página

Adam Lambert destacó poderosamente en la edición de American Idol en la que participó. No la ganó, ni falta que le hizo. Con su look emo gay y su desatada pasión por el rock, levantó a la vez pasiones encendidas y odios viscerales: perfecto para no pasar desapercibido.

Fan rendido de Freddie Mercury, David Bowie y Prince, tuvo claro desde el principio que, como aquellos, quería apostar por cierta ambigüedad y por una imagen poderosa y excesiva. En lo musical, su combinación de pop chicloso y rock para estadios ha dado hasta el momento como resultado dos irregulares álbumes, For Your Entertainment (2009) y Tresspassing (2012). Este último incluía Better Than I Know Myself, quizá su mejor single hasta la fecha, y el que mejor funcionó a nivel mundial a pesar del escaso apoyo promocional de su discográfica, con la que reconoció tener sus diferencias.

Si se ha mantenido más activo en los últimos años ha sido gracias a su sonada colaboración con Queen. Los miembros de la mítica banda actuaron con él en American Idol cuando aún no era nadie, y ya entonces le vieron con potencial para convertirse nada menos que en sustituto del insustituible Freddie Mercury. Hasta el punto de que les ha acompañado en la última gira mundial completa de Queen, todo un logro.

Ha llegado el momento de la verdad, y Adam Lambert se dispone a publicar su tercer álbum, The Original High, en junio. Lo anticipa con Ghost Town –aunque comparta título con el último single de Madonna, nada tienen que ver–, producido por sus colaboradores habituales Max Martin y Shellback, expertos en facturar hits, y que saben bien cómo vehicular las tendencias que funcionan en cada momento. En este caso han facturado un cóctel que incluye unas gotitas de retro house a lo Kiesza y un fuerte toque de EDM –con silbidito a lo Aviicii incluido– y el resultado es una canción apañada. Aunque deja escaso margen de lucimiento al intérprete, que solo consigue dejar su impronta vocal en los puentes, en donde los productores se han relajado.

Aunque de momento solo contamos con el lyric video, a juzgar por las imágenes promocionales y por las entrevistas que ya ha concedido en los inicios de la promoción podemos ver que Adam Lambert llega menos andrógino y petarda. Asegura que ya no siente la necesidad de impactar con sus looks, y parece que quiere ampliar la paleta de estilos que suele tocar en su música. Solo con Ghost Town no queda muy claro si habrá digerido bien las nuevas influencias electrónicas, habrá que esperar al álbum entero para juzgar.

De manera que, de momento, en esta ficticia batalla entre Will Young y Adam Lambert las espadas están en alto. Porque no parece que ninguno de los dos haya querido jugar aún una carta definitiva. ¿Quién ganará la partida? Seguiremos informando.