La reina Letizia, el presidente de Egipto y el Rey Felipe VI.
Alfombra roja, cornetas y tambores. El presidente de Egipto, Abdelfatah al Sisi ha visitado por primera vez España y, como era de esperar, nuestro amado Rey Felipe VI y nuestro excelentísimo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, le han recibido con todos los honores posibles. Honores que dudamos que se merezca el dirigente de un país que no solo persigue y castiga a la comunidad LGTB, sino que además hace unas días declaraba personas non gratas a los gays. Sí, también a estos potenciales turistas españoles que ahora le recibimos con alegría.
Gracias a su nueva legislación, los españolitos homosexuales podemos ser sentenciados a pena de catapulta y expulsados ipso facto. Eso sí, esperamos que al menos nos permitan contemplar sus colosales pirámides durante el vuelo de expulsión.
Las reglas de la política y las relaciones internacionales son así de caprichosas, y ahora Al Sisi se encuentra en Madrid para fortalecer lazos con España. ¿Le habrá advertido alguien que ha puesto los pies en una ciudad donde se encuentra localizado desde 1968 el Templo de Debod? El Templo fue un regalo de Egipto a España en compensación por la ayuda española, tras el llamamiento internacional realizado por la Unesco para salvar los templos de Nubia, en peligro de desaparición debido a la construcción de la presa de Asuán. Pues bien, hoy en día Debod se ha convertido en uno de los puntos de cancaneo gay más famosos de la capital. Como el presidente de Egipto se entere, nos monta la mundial. Tal vez tenga mano para expulsarnos de nuestro propio país y todo.
Dos jóvenes se besan en el Templo de Debod.
Al Sisi y Felipe VI han aprovechado su visita turística por el Palacio Real y el Palacio de la Zarzuela para firmar un memorando de entendimiento entre los dos países. Así que podemos decir que España y Egipto (se) ‘entienden’. Sin embargo, los pactos alcanzados se refieren fundamentalmente a materia económica, entre los que se prevé una colaboración para un futuro tren de alta velocidad entre El Cairo y Luxor.
En otro orden de cosas, han hablado de mantener una cooperación bilateral para luchar contra el terrorismo y el radicalismo. Don Felipe afirmó solemnemente: “La amenaza terrorista en la región, y en todo el mundo, se ha convertido en una preocupación de primer orden para nuestros dos países y para otras muchas naciones”. Al Sisi, con un cínico talante, añadió luego: “El mundo necesita mas que nunca la alianza de los pueblos y civilizaciones frente al extremismo, la exclusión y el odio”. ¡Tócate la esfinge!
Rajoy y Al Sisi.
Y del respeto a los Derechos Humanos –y a la comunidad LGTB en particular– en Egipto, ¿alguien le ha preguntado?, ¿alguien piensa decirle algo? ¿O preferimos que no se enfade el mandatario egipcio y se vuelva de rositas a su hospitalario país? “La faceta del respeto a los Derechos Humanos [en Egipto] tendrá en cuenta en los contactos a todos los niveles”, aseguraba el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Ignacio Ybáñez, en el Congreso de los Diputados la víspera de la visita oficial de Al Sisi. Por el momento, no tenemos noticia de que nadie se haya atrevido a leerle la cartilla. Estaremos atentos.
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