“Lo he pasado muy mal”. Antonio Aguilera infunde un sufrimiento desgarrador. Al fin y al cabo, se enroló en un montaje donde se hizo pasar por ex novio de Falete y eso, quieras que no, pesa. En esta entrevista que concede a la diva de Chueca Sunflower Fregoli, decide hablar sin tapujos… y sin ropa, pues mientras va desmembrando al artista se va despojando de todo lo que tapa a “Florencio”, su pene. Tras un arduo brainstorming, llamaremos al thriller La verdad al desnudo.
Vayamos por orden cronológico: “En el 2010 conocí a Falete, empecé a trabajar en Madrid y me invitaron a una fiesta donde le daban un premio”. Hasta aquí todo más o menos controlado. Aguilera, despistado si no usa la manguera, no se imaginaba lo que se le avecinaba. “Estuve allí, bailé con él pero yo no sabía quién era al principio”, confiesa. Es más, en un símil antológico se atreve a desafiar lo más sagrado: “Pensé que era María del Monte”. Ejercitar el cerebro no parece su mayor virtud.
Tampoco las matemáticas: “Si antes Falete tenía 5 bolos al mes, después pasó a tener 12, se cuadruplicó”. Él es más de acción. Mientras, el artista seguía intentando conquistarle desde que se vieron por primera vez. Antonio le contó su intención de entrar en Mujeres y Hombres y Viceversa, pero Falete tenía otros planes para el actor. “No entres en ese programa que yo te voy a hacer tocar el cielo con las yemas de los dedos”.
Comienza el show. Primero un “Vente pa Sevilla” donde “iba con 20 euros y volvía con 70”, después la estocada. “Firmé un contrato y si salía a decir que era mentira tenía que pagar un millón de euros”. Hay que tenerlo todo bien atado, menos el pronombre con el que dirigirse a su ex compañero de fatigas: “Él o ella, como tú lo quieres interpretar”. Hay madera de monologuista.
¿Y el dinero? “Tú si quieres ser mi novio, vendemos nuestra primera Navidad juntos, casarnos, la luna de miel y nuestra ruptura”. Qué control de la situación. Aguilera también parecía tener la sartén por el mango, incluso no dudo en ser abanderado de la ambigüedad. “Se enamoró de mí y yo con eso jugaba”, explica la víctima entre tremendo dolor. Y todo eso sin sexo: “Jamás”, asegura, con lo que la frustración iba en aumento. No obstante, Falete tenía su propia técnica de alivio: “Tú no sabes lo que es ducharse y que te esté mirando por la rejilla de la puerta y que se esté tocando”. La imagen ya corre por nuestras mentes.
Una última reflexión, ya con el falote al aire. “Me gustaría haber hecho montajes con lo que sé ahora”. No duden en llamarle, está dispuesto a dejar el pabellón bien alto.