Podrá gustar más o menos, pero cuánto bien ha hecho Conchita Wurst. Con motivo de su victoria el pasado año en el Festival de Eurovisión, Viena acogerá el certamen de este año el próximo 23 de mayo. ¿Y cómo podría aprovecharse el tirón de la diva barbuda y la celebración del certamen para potenciar el turismo gay?
Esa pregunta se la han debido hacer en la capital austriaca, y tras lo que suponemos fue un arduo braimstorming, han decidido crear semáforos LGTB por la ciudad como guiño al colectivo. “Se trata de presentar a Viena como una ciudad abierta”, comentaba uno de los artífices a Reuters. Ya de paso, mejorará la seguridad en cuanto al tráfico, pues al menos, todos estarán un poco más pendientes de si está verde o rojo. Por ejemplo, en lugar del clásico hombre andando más tieso que un palo, los nuevos semáforos cuentan con parejas gays de chicos y chicas caminando amorosamente por la vida.
Viena no es la primera ciudad en aprovechar Eurovisión para intentar atraer al público gay. El pasado año, Copenhague celebró varias bodas simbólicas con motivo del concurso, donde incluso participó una pareja de rusos. Esta estrategia pretende enterrar opiniones como la de Graham Norton, presentador gay de la BBC que se lamentaba porque este año Eurovisión iba a ser “demasiado heterosexual”. La primera en la frente.