Durante la promoción de la película Jurassic World, Chris Pratt se sentó con los hombres de Men’s Health UK para hablar de su actual físico, y de cómo ha logrado pasar de ser un simpático fofisano a un escultural héroe de taquilla.
Persiguiendo su sueño de ser actor, abandonó su Virginia natal a los 19 años y se trasladó a Maui, Hawai. Pero su oportunidad no llegó hasta casi los 36 años, cuando se mudó a Los Ángeles y consiguió algunos papeles secundarios para series de televisión como The O.C., Everwood o Parks & Recreation. En esta última, el actor tuvo que engordar para dar mayor realismo y comicidad a su personaje, y llegó a pesar 136 kilos, lo que le convertía en algo más que un fofisano.
Él revela que estar enamorado de su esposa, la actriz Anna Faris, influyó en su aumento de peso: “Me puse en ese peso porque me había enamorado de una mujer que amaba alimentar a su hombre. Yo era como su pequeño Hansel en el bosque y ella me estaba engordando para echarme al fuego”, bromea Chris.
Pero en 2014 llegó una oportunidad que le hizo ponerse en plena forma, el personaje de Star-Lord en la adaptación cinematográfica de Los guardianes de la galaxia, que se convertiría en la segunda película más taquillera del año. Un aspecto que podíais ver en este artículo: El buenorro de la galaxia.
“Cuando era gordo y triste, los únicos momentos de respiro que recibía eran cuando estaba comiendo, es el pez que se muerde la cola. Ahora puedo controlar mi apetito y durante el tiempo que hay entre comidas soy capaz de sentirme bien”, confiesa el actor.
Para llegar a este estado físico el actor se sometió a un duro entrenamiento para perder en 6 meses los 26 kilos que le sobraban. Su vida giraba en torno al running, la natación, P90X y kickboxing, mientras revolucionaba las redes sociales mostrando en Internet los notables resultados de su rutina:
El actor confiesa que no quiere volver a estar gordo nunca más, que se siente muy bien con su actual aspecto. Y nos recuerda que siempre estamos a tiempo de ponernos en forma.