Hace poco más de dos semanas que el sueco Måns Zelmerlöw sucedió a Conchita Wurst proclamándose ganador de Eurovisión. En segunda posición, batiendo récord de puntos para su país, quedó Polina Gagarina. La representante rusa –que ya había estado en el vórtice de polémica cuando una marea de banderas arcoíris inundó el tendido durante su actuación en semifinales– vuelve a ser noticia sin buscarlo. La buena sintonía que demostraron Polina y Conchita ha sido suficiente para que Vitaly Milonov, uno de los políticos rusos conservadores más controvertidos, haya sacado su odio homófobo a pasear.
Vitaly asegura que su compatriota es una traidora que defiende “los valores sodomitas centroeuropeos” porque no quiso respaldar las leyes homófobas del presidente Putin durante la semana del concurso y por colgar este vídeo en Instagram.
El vídeo, de 15 segundos, muestra a las dos cantantes hablando amistosamente y despidiéndose con un beso. Además, la rusa pide a sus seguidores respeto por la barbuda, a la que describe como “una artista impresionante”.
Ante tanto buen rollo, Vitaly no ha podido contender su mala leche y se ha puesto a disparar improperios: “Gagarina se encontraba besando a un pervertido con barba, vestido con ropa de mujer. ¿Por qué Polina, una mujer casada, besa a otro hombre? ¿Dónde está el fuste de besar a un enfermo mental? Sin duda, su propósito era quedar bien con Europa, donde es una condición indispensable para ganar este tipo de concursos meterse en la euromierda lo más hondo posible, chupándole el cerebro a miles de adolescentes”. Y ha rematado el asunto con la siguiente perla: “Ha traicionado a Rusia por un par de alfombras rojas, un par de premios y seguro que alguna cosa más”.