6 diferencias que pueden desequilibrar una pareja

ILUSTRACIONES: Twitter de Alfonso Casas

Podría parecer que las nuevas generaciones de gays cada vez se enamoran menos, pero incluso los que están enamorados lo tienen difícil para encontrar la tan ansiada estabilidad. Gay o hetero: no eres el único que encuentra baches e incompatibilidades en el camino, todos los atravesamos cuando estamos en pareja. Ahora bien, puedes hacer un mundo de ellos o intentar solucionarlos… Tal vez una (o varias) de estas seis cuestiones, tan comunes, estén afectando vuestra estabilidad sentimental. ¡Es el momento de actuar!

1. Diferencias económicas.

Gozar de salud y amor en pareja a veces no lo es todo. El factor dinero también importa y, aunque no es determinante, pude suponer un escollo importante. Si ‘A’ no puede seguir el ritmo de vida de ‘B’ y ‘B’ se siente frenado a la hora de hacer planes con ‘A’, si a ’A’ no lee gusta parecer un mantenido y a ‘B’ le incomoda ir de mantenedor, es el momento de buscar una solución. Sed generosos, reducid los lujos, no contéis cada euro que gastéis, separad algunos planes. El dinero no lo paga todo.

2. Diferencias en la gestión del tiempo libre.

Cada fin de semana la misma pelea. Uno prefiere aprovechar para descansar y hacer un plan tranqui de sofá y mantita, y el otro, en cambio, no perdona salir a la discoteca. Volvemos a tener que pactar y ceder. Podéis instaurar que uno de los días sea de relax y otro más movido o, incluso, que de vez en cuando cada uno lleve su rollo. Es mejor desunir planes que obligar al otro a aguantar a disgusto. Sí, sabéis lo incómoda que es esa situación de ver a tu pareja de morros mientras tú quieres disfrutar de tu momento. Con la confianza suficiente, una pareja no se resiente cuando se separa. Dar aire siempre es positivo.

6 diferencias que pueden desequilibrar una pareja

3. Diferencias en el sexo

No nos referimos al rol. Ese es debería ser un tema más o menos fácil de resolver para una pareja sexualmente madura. Escuchad: todos tenemos pene, todos tenemos ano, existen juguetitos, lubricantes y mil y una soluciones eróticas. ¿Qué tal probar la versatilidad? No vengáis con excusas: con paciencia y saliva…

Más allá del rol, los problemas suelen venir cuando, después del fervor inicial, llega la calma. A veces las necesidades sexuales no son iguales para los dos miembros. La dichosa iniciativa que a uno le suele sobrar y al otro faltar. Mira, si el resto va bien, lo mejor es hablar. Comunica lo que quieres, lo que deseas, lo que te pasa. Si los dos ponéis un poco de vuestra parte, seguro que encontráis soluciones placenteras. Eso sí, dejad los convencionalismos de lado, cuando hablamos de sexo no son los más apropiados para volver a prender la llama.

4. Diferencias con vuestros entornos.

Al principio del romance, la compatibilidad con sus amigos y familia no suele ser problema, hay muchos otros pilares más importantes que afianzar. Con el tiempo, cuando la cosa se pone seria, el resto de miembros de vuestros círculos empiezan a tener peso. Lo ideal es que todos nos llevemos bien, incluso muy bien, que seamos respetuosos y vivamos en relativa paz y armonía. Pero si, aun habiendo puesto todo de vuestra parte, todavía hay roces y no consigues que alguna de las piezas encaje, lo mejor es redefinir fronteras. Recuerda que no es estrictamente necesario mezclar todos los ingredientes en el mismo cóctel en todas las ocasiones. Dosifica.

5. Diferencias en los estilos de comunicaros.

Él mira hacia el sol y tú en otra dirección. Él va a Nueva York y tú sigues hacia Plutón. Él es más de Facebook y tú de Instagram. Él es de los 80 tú eres de los 00. ¡Da igual! Si os entendéis en pareja, podréis aprender a comunicaros. Tal vez te lleve tiempo de aprendizaje entender por qué es la única persona del mundo que no hace caso a su whatsapp, por qué tarda tanto en responder al teléfono cada vez que le llamas o por qué todavía vive anclado en un nada práctico mundo analógico. ¡No importa! En adaptarse, aprender y evolucionar ocurre como en el comer y en el rascar, todo es empezar.

6. Diferencias en vuestros estados de VIH.

Probablemente, algunos pensaréis que este punto sobra, que es mezclar churras con merinas. Pero la serofobia y la –permitid que inventemos este término– seroignorancia son uno de los males endémicos dentro de la comunidad LGTB. Por eso es importante que en una pareja en ciernes, en la que uno es VIH-positivo y otro VIH-negativo, ambas partes estén puestas al día en el tema. Con información, los temores se reducen y puede seguir fluyendo la química.

Para el hombre VIH negativo: pregunta, no hagas suposiciones. No tienes que sentir vergüenza por querer seguir manteniendo tu estatus negativo.

Para el hombre VIH positivo: mantén una actitud abierta y permite a tu pareja sentirse cómodo con esta dinámica. No te sientas culpable. Sé comprensivo con sus miedos, pero nunca pongas en duda el valor que tienes en la relación.