El proyecto de Ada Colau al frente del Gobierno municipal de Barcelona ya está en marcha. Tal y como cuenta la web del Ayuntamiento, la alcaldesa ya ha firmado sus primeros decretos correspondientes al mandato que le otorga el poder hasta 2019. En ellos, la estructura ejecutiva queda trazada con la inclusión de 4 tenientes de alcalde (Gerardo Pisarello, Laia Ortiz, Jaume Asens y Janet Sanz), un gerente municipal (Jordi Martí Grau, ex líder del PSC), así como todos los miembros de la comisión de Gobierno y concejales.
Precisamente, en este último apartado es donde encontramos una grata sorpresa. Una concejalía de nueva creación llevará el nombre de Ciclo de Vida, Feminismo y LGTBI, en lo que es un habitáculo sin precedentes en materia de lucha por la igualdad de derechos contra la discriminación. Sustituirá al departamento de Juventud y quedará en manos de la edil Laura Pérez, perteneciente a la estructura de Podemos dentro de la organización de Barcelona en Comú.
Y como todas las medidas, cuenta con críticos que alertan de la gravedad del cambio de cromos. Desde el Consejo de la Juventud de Barcelona (CJB) estiman que “las políticas de juventud transversales e integrales son una prioridad en los próximos años con el fin de hacer frente la problemática estructural que sufre la juventud barcelonesa”. Y exige que en los próximos meses de gobierno, Colau añada “una concejalía de Juventud y Adolescencia en el futuro”.
Volviendo a la savia nueva, el hecho de otorgar un espacio al colectivo LGTB no puede ser más positivo. Pocos son los precedentes que podemos encontrar de tal magnitud, pero en lo que a estos temas respecta, fijar la mirada en Extremadura siempre es aconsejable. En Mérida, el ayuntamiento del socialista Antonio Rodríguez Osuna creó hace unos días un Área de atención a la diversidad LGTB coincidiendo con el inicio de su mandato. Un paso histórico que, unido a futuros similares, pondrá de manifiesto si realmente existe compromiso en las instituciones. Enhorabuena.