Lo ha hecho a través de su última encíclica, Laudato si (Alabado seas), que habla sobre ecología y medio ambiente, en la cual también ha querido incluir algunas declaraciones que vislumbran cierta LGTBfobia.
En la carta, el Papa denuncia la acción humana en el calentamiento global y apela por la adopción de medidas inmediatas para estabilizar la situación. Declaraciones que han tenido muy buena aceptación y que son dignas de aplauso. Sin embargo, otras declaraciones en el mismo documento hacen gala de cierta intolerancia e incomprensión hacia el colectivo LGTB:
“Pensar que disfrutamos de un poder absoluto sobre nuestro propio cuerpo se convierte en el pensamiento de que disfrutamos del poder absoluto sobre la creación”, advertía el Papa a todos aquellos transexuales que deciden modificar su cuerpo.
“La aceptación de nuestros cuerpos como un don de Dios es vital para la bienvenida, debemos aceptar lo que se nos ha dado en el mundo como un don del Padre y nuestro hogar común”.
“Aprender a aceptar nuestro cuerpo, para cuidar de él y respetar al máximo su significado, es un elemento esencial de toda auténtica ecología humana”.
En referencia a la distinción entre hombres y mujeres, el pontífice quiso señalar que “también hay que valorar el propio cuerpo en su feminidad o su masculinidad, es necesario para reconocerse uno mismo en el encuentro con el diferente”.
“De esta manera podemos aceptar con alegría los dones específicos de otro hombre o mujer, la obra de Dios el Creador, y encontrar un enriquecimiento mutuo. No es una actitud sana la de intentar cancelar esta diferencia sexual porque no sepamos cómo hacer frente a ella”. Se considera pues una debilidad no ser capaz de asumir el género sexual con el que has nacido.
El fragmento del texto, que se encuentra en el punto 155, se enmarca en los ataques que el Papa Francisco viene haciendo desde hace meses al colectivo transexual, apoyándose en La teoría de género, un término conservador que ha adquirido connotaciones denigrantes contra el feminismo y las personas transgénero.
El Papa vuelve a darnos una de cal y otra de arena, como ya veíamos en artículos anteriores: El Papa concede una audiencia privada a un trans, El Papa se quita la careta y apoya la homofobia, El Papa se queda con una bufanda gay, El Papa ya no se esconde: es transfóbico.
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