En un mundo tan complicado para el colectivo LGTB como es el deporte español, dos periodistas de la talla de Juan Antonio Alcalá (COPE) y Paloma del Río (TVE) han decidido dar un paso adelante. Y lo han hecho aprovechando la lista que todos los años publica José Luis Romo para La Otra Crónica y que hace referencia a los 50 homosexuales más influyentes de España. En ella hay por primera vez dos profesionales del mundo de la comunicación y el deporte, que además hablan abiertamente de todos los tabúes que les rodean. Por cierto, un ranking donde nos congratula encontrar a nuestro director Alfonso Llopart (21º) y a nuestro redactor jefe Agustín Gómez Cascales (47º).
¿Y por qué dar este paso tan importante? “Cuando llevas una vida normalizada como la mía y puedes ser un referente para gente que lo pase mal, me veo en la obligación de dar este salto y decirle a la gente que no pasa nada, lo importante es ser feliz tal y como eres”, destaca Paloma. La normalidad y el ejemplo les ha animado: “Por si puede servir de ayuda. Este es un tema tabú en el deporte y el periodismo deportivo. No es nada malo que haya que esconder. Yo me considero un buen profesional y buena persona, que es lo importante”, explica Alcalá.
No obstante, la normalización aún es un anhelo tan lejano como improbable a corto plazo. Ambos coinciden en las trabas que conectan el deporte español con la homosexualidad. Para Del Río, la periodista de nuestro país con más Juegos Olímpicos a sus espaldas, “el tabú existe porque en la mayoría de los trabajos, tú no estás con el foco puesto. Y los deportistas tienen la presión de hacer una buena actuación y, si le añades, tener a algún energúmeno, que les pueda ofender desde la grada. Al final, todos tienen miedo, todos los deportistas homosexuales que sé que existen no se atreven a dar la cara. Y yo sé que existen”. Mientras, Alcalá, que ha sufrido en el armario atenazado por llevar una doble vida, expresa que les podría “complicar la vida, tener problemas, ser el objetivo de las aficiones rivales… Supongo que el entorno del deporte profesional no ayuda demasiado”, se lamenta.
Además, nuestros protagonistas han tenido una diferente forma de salir del armario. Si Paloma intentó aportar normalidad al asunto (“Cuando me di cuenta de que lo que me gustaban de verdad eran las mujeres, lo empecé a incorporar a mi vida poco a poco, y todo el mundo lo fue aceptando”), a Alcalá le ha costado casi dos décadas liberarse de esta presión (“Durante 19 años, he pensado voy a abrir la puerta y voy a decir esto… Pero llámalo cobardía, miedo, dudas… No lo hice. Quizás porque no había un referente”).
Sea como fuere, ahora ambos representan ejemplo y esperanza en un panorama tan adverso para los derechos y libertades de la comunidad LGTB. Su valentía provocará que muchos no sientan ese nudo en la garganta a la hora de sentirse tal y como son. Enhorabuena.
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