Fue hace ya 20 años, en 1995, cuando se estrenó en todo el mundo Showgirls, el que se esperaba como un nuevo éxito de Paul Verhoeven, que por aquel entonces ya había dirigido películas como Instinto básico o RoboCop. La película, ambientada en Las Vegas, contaba la historia de Nomi Malone: una ambiciosa rubia teñida que soñaba con convertirse en la estrella de los grandes shows de la ciudad del pecado. Purpurina, divas resentidas y triángulos amorosos aparte, tanto la crítica como el público se centraron más en los infames momentos bizarros que, precisamente, convirtieron Showgirls en una película de culto (o algo parecido). ¿Cómo olvidar la escena en la piscina o el fatal empujón por las escaleras? ¿Y qué hay de ese mítico vestido de Versés?
Las reseñas sobre el film fueron aplastantes, especialmente con la actriz protagonista, Elizabeth Berkley, que por aquel entonces tan solo era conocida por su papel en la serie infantil Salvados por la campana y que nunca consiguió reflotar su incipiente carrera. Showgirls se convirtió en uno de los mayores flops de la historia del cine y Berkley en una joven de solo 22 años con los sueños destrozados por la prensa. Y aunque siguió trabajando como actriz en papeles pequeños o secundarios, nunca más volvió a hacer ninguna referencia al film que iba a lanzarla a lo más alto, tal como Instinto básico hizo con Sharon Stone.
Pero todo cambió cuando este 27 de junio Berkley apareció ante 4.000 personas que se habían reunido para celebrar el aniversario del estreno de la película en Los Ángeles. Ante un público enloquecido por la sorpresa de ver a la mismísima Nomi Malone allí, Berkley primero celebró con ellos que en el país se había aceptado el matrimonio homosexual en todos los estados (lo primero es lo primero), para luego continuar dando un emocionante discurso sobre lo importante que era para ella ver que por fin se reconocía y aplaudía el proyecto en el que tantas ilusiones había invertido dos décadas atrás.
“En 1995 corrían tiempos muy diferentes, cuando arriesgarse así no era aceptado. Fui el hazmerreír, fui humillada públicamente, y ser una jovencita en el centro de ello fue algo bastante difícil”, confesó Berkley al público. “Pero encontré mi propia resiliencia y mi poder y mi confianza. No solo por lo que tuve que descubrir sino por vosotros”.
Berkley también afirmó que en ese momento se cerraba algo en su vida que había quedado pendiente. “Nunca llegué a experimentar la dulzura de ver la película con una multitud que la acogiera”. Berkley no quiso despedirse sin antes reproducir algunos de los icónicos pasos de baile de Nomi Malone…