“Sanar la homosexualidad sí es posible”

“Sanar la homosexualidad sí es posible”. Así titulaba Santiago González, titular de la Parroquia Dulce Nombre de Bellavista, la última de las barbaridades homófobas de las que nos hacemos eco procedentes de la Iglesia. En el artículo, que hemos podido ver en la web oficial de esta parroquia sevillana, se insta a los lectores a descargar […]

29 junio, 2015
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“Sanar la homosexualidad sí es posible”

“Sanar la homosexualidad sí es posible”. Así titulaba Santiago González, titular de la Parroquia Dulce Nombre de Bellavista, la última de las barbaridades homófobas de las que nos hacemos eco procedentes de la Iglesia.

En el artículo, que hemos podido ver en la web oficial de esta parroquia sevillana, se insta a los lectores a descargar material terapéutico para paliar la homosexualidad, al tiempo que se pregunta si es una patología o una enfermedad. Este hombre de Dios ha querido subirse al carro de las celebraciones del Orgullo para montar su propio chiringuito de la discriminación:

“Este fin de semana se suceden manifestaciones y eventos reivindicativos del llamado orgullo gay. Es por ello muy conveniente, para hacer frente a la ideología que destruye la familia cristiana, que dispongamos de recursos objetivos (tanto morales como científicos) como este magnífico trabajo adjunto de un autor norteamericano, Richard Cohen (ex homosexual) sobre la sanación de la homosexualidad y las opciones a conocer terapias para ese fin. Y además se adjunta una conferencia científica sobre las causas de la homosexualidad”.

Y lo dice en serio, pues además pide la ayuda de los feligreses para la difusión del contenido. “Desde la parroquia se ofrece este material de alto interés y se anima a reenviarlo al mayor número de contactos posible. Se puede, y se debe, hacer mucho bien con el mismo”, explicaba.

Es preciso hablar en pretérito porque parece que ha habido remordimiento de conciencia. A cambio, un comunicado firmado por el párroco donde pide “disculpas a las personas y/o colectivos que se hayan podido sentir ofendidos por la desafortunada entrada en la web”. Y entonces, las ‘típicas’ excusas: “La página web de esta parroquia está administrada por una persona voluntaria que ha publicado esta entrada sin previa información a mi persona”. Amén (y el que no se lo quiera creer, peor para él).

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