Vaya por delante que no tenemos pruebas fehacientes. Solo una autobiografía donde el futbolista francés Nicolas Anelka explica el suceso erótico-festivo más sorprendente vivido en un vestuario. Patrick Vieira, su compañero y compatriota en el conjunto inglés del Arsenal, tenía bien claro cómo recriminarle una acción fallida. Era el momento de sacar la “puerca espada” de 35 centímetros (¿Cómo se puede jugar con eso sin que te moleste?). Esta es la reproducción exacta del capítulo:
Mi carrera en el Arsenal iba viento en popa hasta el día que me crucé con Patrick Vieira, que era más conocido en el vestuario del Arsenal como ‘El Largo’. Yo estaba jugando contra el Fulham en Highbury y recuerdo recibir un balón de Bergkamp, recortar al arquero con facilidad y, con la portería de par en par, echarla fuera en el último momento. Solo sucedió porque el sol cegó mis ojos. ¡No fue mi culpa!
De todos modos, Vieira me echó una mirada furiosa y yo le respondí, sabiendo que no debería haberlo hecho, pero le llamé “jodido larguirucho patoso”. Al principio solo me miró con sus ojos huecos. Entonces… ¡ZAS! Cuando estaba sentado me dio una bofetada en la cara con su pene. Era como ser golpeado por un salmón curado húmedo. ¡Nadie podía creer lo que estaba viendo!
¿Te imaginas lo vergonzoso que es que te den una bofetada en la cara con una puerca espada de 14 pulgadas delante de tus compañeros? Fue el peor momento de mi vida. Nadie dijo nada durante lo que pareció una eternidad. El silencio solo se rompió cuando Ashley Cole preguntó: “¿Es mi turno?”. Fue entonces cuando supe que tenía que irme. Cuando Wenger [el entrenador] se enteró de lo que había hecho, simplemente le chocó la mano a Vieira y gritó: “¡Y es por eso que él es el capitán”.
La anécdota, publicada en 2009 dentro del libro It’s not me. It’s everyone else, se ha convertido en un fenómeno viral difícil de frenar. Lo que no sabemos es cómo ha permanecido tanto tiempo oculta… Habrá que esperar para ver si hay más reacciones.