“No hay personas de primera, de segunda o de tercera, la dignidad es de todos”. Así resumía el cofundador de la organización SOMOSGAY, a favor de los derechos homosexuales en Paraguay, Simón Cazal el mensaje del Papa Francisco en Asunción.
El Pontífice se reunió con 1600 líderes de diferentes asociaciones y agrupaciones, entre los que se encontraba Cazal –que lleva casado con su marido desde 2012–, para una mesa redonda en la que habló de diversidad. “Hizo una crítica muy severa a la Iglesia y autoridades locales, diciendo que no se puede excluir a nadie, que las asociaciones allí presentes representábamos a Paraguay”, comentó Cazal.
Medios de todo el mundo se hicieron eco de la invitación de Cazal al evento, y asumieron que este era un paso hacia delante hacia la tolerancia por parte de la Iglesia en la aceptación de los derechos homosexuales, en un año en el que parece que no hay vuelta atrás en la normalización del colectivo en el mundo occidental.
Pero el jefe de prensa de El Vaticano, Federico Lombardi, habló públicamente para negar que el Papa o la institución hubiesen cambiado de parecer sobre el tema. “No fue una discusión interna sobre la Iglesia o sobre cómo la Iglesia confronta situaciones de diversidad sexual”, declaró Lombardi. Según El Vaticano, las palabras del Papa fueron de “carácter general”.
Aun así, Cazal afirma: “Estoy seguro de que la diversidad sexual era una de las cosas que él quería incluir”. Está claro que la invitación del cofundador de una de las asociaciones LGTB más importantes del país significa algo. ¿Estamos cada vez más cerca de la aceptación de la homosexualidad por parte de la Iglesia?
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