Para algo es el único futbolista gay profesional en activo. Robbie Rogers, el jugador norteamericano de Los Ángeles Galaxy no tiene miedo a lo que le pueda ocurrir. Y eso que cabe la posibilidad de que, representando a su país, dispute los dos próximos mundiales en lugares donde la comunidad LGTB no es muy bien recibida: Rusia 2018 y Qatar 2022.
“Si fuese a alguno de estos países lo haría y sería muy llamativo y extravagante”, cuenta el lateral a The Huffington Post. Y añade: “Tras la experiencia de haber salido del armario, creo que tener presencia es más importante que intentar boicotear”. Rogers se convirtió en 2013 en el primer futbolista gay que salía del armario estando en activo a través de una carta publicada en su blog, con la única intención de ser él mismo independientemente de los tabúes que el mundo del fútbol tiene respecto a la homosexualidad.
“La MSL (nombre de la competición estadounidense) está cambiando, tengo amigos que me cuentan cómo incluso la sensibilización está haciendo que se cambie el vocabulario en los vestuarios”, comenta. Mientras, en Qatar la homosexualidad está prohibida y Rusia sigue siendo Rusia…
El país árabe prometía hace no mucho tiempo encontrar una solución “creativa” para acomodar a los jugadores y seguidores LGTB, un problema que equipara a cómo servir alcohol en una región donde es ilegal. Rogers jugó para Estados Unidos por última vez en 2011, pero sus méritos (gol incluido la noche del Orgullo en L.A.) le vuelven a acercar a la internacionalidad. Ya solo por la visibilidad, merecería la pena que fuera convocado.