Mucho antes de que el hombre alzase su mano para pintar sobre las paredes lo que le rodeaba, ya decoraba su cuerpo con pinturas y pigmentos. Se trataba de la primera forma de afirmar su identidad, de diferenciarse del grupo, una forma anterior a los objetos y las ropas.
La pintura corporal fue también una seña de identidad, que indicaba la pertenencia a un grupo o una tribu, algo que podemos aún ver entre las civilizaciones indígenas de muchos continentes. Los colores, las formas, definieron también los rangos sociales y las relaciones jerárquicas en una comunidad.
Por supuesto, y como lo es hoy, la pintura sirvió para embellecer los cuerpos, para resaltar los atributos de los individuos, para disimular los aspectos menos agraciados y para ornamentar los cuerpos. Una moda que evolucionó de diferentes modos en cada sociedad y cultura. Podría decirse que el maquillaje es una herencia de esta práctica, pero la pintura corporal es mucho más que eso, es arte en movimiento, una expresión fugaz.
Con este concepto renació el body painting en Occidente a finales de siglo XX. Un arte que se dedicó a vestir cuerpos desnudos, a convertirlos en seres fantásticos, a caracterizarlos en personajes de ficción o a crear ilusiones increíbles.
Tanto ha calado esta forma de expresión que se han creado diferentes festivales sobre pintura corporal. Entre los más importantes destacan el World Bodypainting Festival (Austria) y el International Body Painting Contest (Bélgica).
La pintura corporal, además de arte, es una de las opciones con mejores resultados a la hora de caracterizar personajes y crear disfraces. No necesitas tela pero sí un buen artista que sepa plasmar lo que quieres. Bueno, eso, y encontrarte en el lugar y época idóneos para salir a la calle desnudo.
Una de las caracterizaciones más usuales a través del body painting es la de los superhéroes, nada mejor para ir superajustado que hacer uso de tu propia piel como disfraz.
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Muchas de estas imágenes han sido tomadas durante el The Painted Naked Cyclists of the Solstice Parade. Un desfile dedicado al solsticio de verano, donde los participantes, completamente desnudos, recorren las calles de Fremont, un barrio en Seattle (Washington, EE UU), en bicicleta o patines, y tapando sus cuerpos con pintura corporal.
Este desfile se remonta a 1995 y nació de una apuesta que unos chicos perdieron, por lo que tuvieron que hacer el Solstice Parade, que anteriormente se hacía vestido, desnudos y en bicicleta. Un hecho que cautivó al barrio cuando estos utilizaron pintura corporal para hacer menos visibles sus intimidades, y acabó convirtiéndose en la tradición predominante.
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Un desfile que cuenta cada año con más participantes, y que cada vez resulta más divertido. El desfile, organizado por Consejo de las Artes de Fremont, se celebra el sábado más cercano al solsticio de verano, y debido a su proximidad con las celebraciones del mes del Orgullo LGTB, la marcha ha comenzado a tener un carácter reivindicativo sobre las libertades y la diversidad, utilizándose banderas del arcoíris y emblemas que versan sobre la igualdad.
Se puede recorrer en bicicleta, monopatín, patines, triciclos, carros, monociclos. La desnudez es opcional, al igual que el body painting, pero serás el ‘bicho raro’ de la fiesta si llevas mucha ropa y no te disfrazas o te pintas algo en el cuerpo.
Ciertas reglas rigen esta marcha:
1. No se pueden usar nombres comerciales, palabras o logotipos reconocibles.
2. No se permiten animales en el desfile, salvo los perros guía de personas invidentes.
3. No se pueden utilizar vehículos motorizados.
4. No están permitidas las armas reales.
5. Se prohíbe la participación de personas intolerantes que intenten discriminar a alguien por su raza, sexo, origen, orientación sexual o sexualidad.
El desfile llega hasta Gas Works Park, donde hay una feria de acceso gratuito, pero las donaciones que se producen van destinadas a la Asociación Pública de Fremont.